El cyberbullying se ha convertido en la práctica en redes sociales más recurrente de las personas para drenar su inconformidad, frustraciones e ira, sin reparar en el daño que esto genera
Insultos desmedidos, comentarios agresivos, deseos malignos; son algunos de los sucesos frecuentes que se han percibido en los últimos años en las redes sociales; la mayoría contra jóvenes y adolescentes.
La teoría parece indicar que mientras más seguidores tienes, eres mucho más propenso a recibir comentarios que pueden atentar contra tu salud mental. Incluso, hasta consideran que es casi una obligación permitir este tipo de conductas por ser una persona pública en redes sociales.
Cada día son más los casos desalentadores y aterradores como consecuencias del bullying o del cyberacoso que se desató desmesuradamente con el aumento del uso de las redes sociales.
Sin embargo, muchos creen que el bullying es reciente y que esta nueva terminología derivó que aumentaran los casos; pero realmente la investigación sobre esta práctica se remonta en 1970. En medio de las investigaciones, diferentes especialistas comenzaban a emitir definiciones sobre esta práctica que afectaba cada vez más a las poblaciones vulnerables, como niños y adolescentes.
En 1992, el psicólogo Dan Olweus lo definió como “un fenómeno de agresión intencional de uno o varios escolares, sobre otro u otros; de forma reiterada y mantenida en el tiempo, en la que existe desequilibrio de poder entre quien agrede y es agredido; en este caso la víctima”.
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Del bullying al cyberbullying
Pero esta práctica que data en el siglo XX trascendió de maneras más peligrosas con la llegada del Internet y la creación de las redes sociales. Una computadora, un teléfono o una Tablet eran el vehículo para emitir mensajes agresivos contra personas, que en su mayoría ni se habían conocido personalmente.
Sí, la mayoría de los “mensajes de odio”, son enviados sin razón, porque son destinados a personas que no conocen a profundidad. Esta es una práctica que se ve cada vez con mayor frecuencia en las redes sociales, generando traumas, agobio y hasta en los peores casos, la muerte.
Este fenómeno, además de mantener los criterios del bullying tradicional, se caracteriza por la posibilidad de ser realizado en cualquier momento y lugar; por la potencialidad de una mayor audiencia; y por el anonimato del agresor o la suplantación de identidad como una forma de causar grave daño moral.
El anonimato, la capa de protección
Incluso, especialistas afirman que la agresividad de los comentarios aumenta porque el agresor se resguarda bajo el anonimato y de cierta forma “se esconde” detrás de una pantalla.
Aunque expertos en psicología y conductas del ser humano, detallan que la mayoría de quienes cometen el bullying son niños y adolescentes. El cyberbullying también es practicado por un gran porcentaje de adultos; de hecho, es reconocido por muchos de ellos cuando son sometidos al escarnio público, sin reparar en el daño que causan.
La psicóloga, Ingrid Tovar explicó a Impacto Venezuela que los agresores adultos son personas con conflictos internos que no han aprendido a manejarlos y por ello descargan la ira y la rabia mediante las redes sociales; aprovechando que se ocultan bajo un perfil anónimo para emitir juicios sobre otras personas.
“Se ve principalmente en personas públicos. Emiten opiniones sobre su vida privada; pese a que también están expuestos a recibir una respuesta por parte del agredido”, explicó.
Acoso en redes sociales
A raíz de los últimos casos que se han viralizado en las redes sociales, una adolescente venezolana, reconocida por ser hija del denominado “gurú de las redes”, Irrael, compartió en su cuenta de Instagram en la que tiene más de 800 mil seguidores, varios comentarios, en su mayoría ofensas y críticas destructivas que podrían comprometer su salud mental.
Pero lo que causó capaz, mayor indignación en sus seguidores, y en su propio padre; fue el comentario lleno de odio, sin alguna razón aparente, por parte de una mujer adulta. Por qué generó indignación en la comunidad que defiende a Sophía, porque era un comentario contra una adolescente de 17 años.
Luego de ser sometida al escarnio público, la mujer reconoció su error y su “falta de consciencia”, pues, aseguró no tenía idea del daño que causaban sus palabras, ante esto, manifestó su “arrepentimiento”. Sin embargo, no es el arrepentimiento posterior a los insultos los que pueden evitar mayores tragedias. Es tener consciencia y pensar en las consecuencias que conlleva escribir un mensaje lleno de calificativos malignos y de destrucción en el agredido.
Ante este fenómeno, Unicef alertó sobre las consecuencias perjudiciales que puede derivar el cyberacoso: mentalmente, emocionalmente y físicamente.
¿Qué siente una persona víctima de acoso?
Isabel Tovar detalló que todo depende de la personalidad del agredido y su capacidad de afrontar la situación. “Hay víctimas que lo superan rápidamente, que tienen un alto autoestima; pero hay otras personas que también están en un proceso de formación y que han sido víctimas con frecuencia de bullying; va a costar mucho más superarlo”.
Indicó que las personas que tienen una autoestima bajo debido a sufrir acoso, son las más propensas a caer en un estado depresivo, “por eso hasta llegan a atentar contra su vida y genera el estado depresivo incluso atentan contra su vida; porque llegan a un nivel muy bajo de tolerancia y hacen que tengan una vida totalmente frustrada”.
Lo qué debe hacer una persona víctima de bullying
Trabajar en su autoestima, comentarlo a sus familiares. Pero, la psicóloga explicó que hay padres que hacen el acompañamiento con sus hijos; mientras que otros no.
Por eso, reiteró el llamado a la responsabilidad social y a la consciencia cuando existe algún tipo de conductas en sus hijos.
Lo mejor es brindar ayuda especializada para aumentar la autoestima y sanar las heridas que el bullying o el cyberbullying genera en las víctimas.
Perfil de un acosador
Aunque la especialista afirmó que no hay estudios sociales y porcentajes exactos que determine las causas exactas por la que existe un agresor que utilice el bullying para vulnerar a otras personas, indica, que mayormente son personas que vienen de hogares disruptivos.
Pero explicó que muchas veces los adolescentes que optan por este tipo de conductas, son simplemente jóvenes sin mayor consciencia que buscan ver las reacciones del agredido, una respuesta social, sin percatarse del impacto que podría tener en la persona que está recibiendo el bullying.
Mientras que otros de los que cometen estas prácticas son personas que han sido rechazadas socialmente o rechazados por sus padres y su respuesta es descargar su rabia con terceras personas.
¿Qué hacer?
La psicóloga, Ingrid Tovar, compartió para Impacto Venezuela, algunas recomendaciones para el núcleo familiar y lo primero, es la disposición de la familia en enfrentar la situación; sobre todo si en su familia está el agresor.
Mientras que las familias de las víctimas también deben brindar el apoyo y la ayuda necesaria a las víctimas para evitar que afecte su salud mental y pueda derivar grandes consecuencias.
En cuanto a los adultos que utilizan las redes sociales para acosar y hostigar a las personas, también necesitan ayuda para poder sanar sus conflictos internos y drenar la ira de otra forma y no descargando sus resentimientos reprimidos contra personas ajena a sus traumas o problemas personales.
Por eso tanto la víctima como el acosador necesitan ayuda externa para poder combatir esta situación y evitar que su salud mental siga estando comprometida ante estas conductas negativas.
