Doce días y la protesta en Colombia no acaba. Es un paro nacional que no para. Actores de la situación explican por qué siguen manifestándose
Interminable. Muchos se preguntan por qué si la reforma tributaria fue retirada por el Gobierno de Iván Duque, la protesta sigue.
“Después de que Duque retiró la reforma tributaria, las protestas se volvieron mucho más violentas”, registraba este fin de semana The New York Times.
Un vandalismo desatado, episodios de terrorismo urbano (CAI, transporte público, instituciones públicas, entre otros) y esl señalamiento de pagos por esos ataques, forman parte del la denuncia del Gobierno.
A la fecha hay 826 policías heridos y uno muerto.
Las posiciones siguen divididas a pesar de la voluntad de “dialogar” por parte del Gobierno y de “negociar” según el Comité de Paro. Es decir, es un acuerdo a “medias”.
Llegan a la mesa con posturas opuestas. Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dice que para avanzar es “urgente e imprescindible desmilitarizar el país”.
Por su parte el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, negociador del Gobierno Colombiano, asegura que la desmilitarización no es posible en ninguna Constitución Política de un país que tenga un Estado de derecho.
“Son parte de la institucionalidad y los ciudadanos deben ser protegidos” confirma.
“He estado siempre abierto al diálogo, a escuchar y a actuar, como lo hemos hecho siempre, alcanzando resultados normativos y de acción ejecutiva”, expresa Duque.
Lea también: DUQUE PIDE LEVANTAR BLOQUEOS y permitir el abastecimiento: hizo visita relámpago a Cali
Reclamos al abuso de fuerza
Por su parte los manifestantes dicen seguir marchando por los excesos de la Fuerza Pública, un reclamo que sustentan en el reclamo internacional.
“Urgimos a la máxima moderación a las fuerzas públicas para evitar más pérdidas de vidas”, afirmó desde Washington Jalina Porter, portavoz adjunta del Departamento de Estado de la administración Biden.
“Ha habido uso excesivo de la fuerza”, dijo desde Ginebra (Suiza) la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
Entre tanto se siente el rechazo de la ciudadanía a la autoridad en general y a instituciones como la Policía, la Fiscalía y la Procuraduría, agravan la estabilidad del país.
“Aunque hemos tenido periodos pacíficos, la violencia ha estado presente en las reivindicaciones de las mayorías”, asegura el historiador colombiano Jorge Orlando Melo.
La posición de los jóvenes
Los jóvenes han sido claros protagonistas de las marchas y la protesta, principalmente porque de los 10,9 millones de jóvenes que el Dane estima hay en Colombia, el 33 %, es decir, más de tres millones de personas, no trabajan ni estudian.
Solo en Bogotá, con la pandemia, la población de jóvenes que no realizan ninguna de estas actividades se duplicó, hoy hay 665.000 de ellos. El desempleo juvenil en la capital es del 29,9 %.
Además varios estudios aseguran que estos jóvenes perdieron el trabajo, o debieron dejar de estudiar porque sus padres perdieron ingresos y no tenían cómo financiar sus estudios.
A esto se suma que el 74 % de los consultados entre 18 y 25 años, en una reciente encuesta de la firma Cifras y Conceptos, tienen una imagen desfavorable del Presidente.
El empresariado
“Hemos propuesto desde la Andi una reforma con estructura simple y efectiva, concentrada en el esfuerzo especial y solidario de las empresas y de las personas con mayores patrimonios”, dice Bruce Mac Master, presidente de la Andi, a El Tiempo.
Un sector que también ha manifestado estar dispuesto a “apoyar a las familias que se encuentran en condición de vulnerabilidad como resultado de la pandemia”.
Lo que exige el Gobierno
Una de las primeras exigencias del Gobierno será el levantamiento de los bloqueos en carreteras, que causan graves desabastecimientos de alimentos, gasolina e insumos en varias ciudades.
