La primera esposa del mexicano, Gabriela Bo, asegura que Cristian le pegaba y le temía a la oscuridad
En una carta que se leyó en el programa argentino El run run del espectáculo, Gabriela Bo, exesposa de Cristian Castro, asegura que él tuvo comportamientos extraños durante el año que duró su matrimonio.
De acuerdo con lo se dijo en el espacio que conduce Maximiliano Lumbia, “Cristian tenía actitudes extrañas, le gustaba tomar la leche en mamadera (biberón), le tenía miedo a la oscuridad, no dormía de noche por la inseguridad. Tenía dos armas. Teníamos que dormir de día, no era normal. No creía en ayuda médica y menos psicológica”, escribió.
Bo es la primera esposa de Cristian Castro, con quien estuvo casada por un año. La pareja se divorció en 2004 y hasta ahora, ella no había hablado más de él. Entre otras cosas, porque “me obligó a firmar un contrato de confidencialidad, donde no podía mencionarlo; ni él a mí”.
No obstante, al separarse de él y volver con su familia en Paraguay, Bo dijo que una de las razones por las cuales lo dejaba era porque fue víctima de violencia doméstica.
Por eso, en la carta también dice que le cree “a Yolanda Andrade cuando dice que Cristian golpeó a Verónica Castro, porque lo viví en carne propia. A mí me golpeó. Una tiene que vivir la experiencia en carne propia. En México me mataron en su momento por contar que Cristian Castro me pegó. En Argentina todos fueron un amor conmigo, porque tienen una cabeza más abierta. Todo lo que hay detrás de esta historia es muy fuerte”, asegura en la misiva.
A pocos meses de haberle salido el divorcio de Bo, Cristian Castro se casó con Valeria Liberman, con quien estuvo por tres años. Fue el propio “gallito” (como se le conoce también) quien pidió la separación de la abogada. La pareja tuvo dos hijos, Simone y Mikhail.
Luego, en 2017 se casó con la violinista Carol Urbán, quien le pidió el divorcio en plena luna de miel en Italia, tras 28 días de haberse dado el sí.
En su momento, la revista TV Notas aseguró que Cristian Castro tuvo que pagar 340 mil dólares para separarse de la instrumentista.