domingo, abril 28, 2024

EUTANASIA: única vía para descansar el Sargento Ávila que enfermó por culpa del glifosato

Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

El militar colombiano trabajó por casi 20 años en la aspersión del químico. Esos tantos años fumigando lo enfermaron que se vio obligado a pedir que le aplicaran la eutanasia

El sargento primero Gilberto Ávila Llano llevaba más de dos décadas en la policía, donde mereció 50 condecoraciones; aún joven, con 42 de edad, recibió su retiro, regresando a su natal Armenia, en el eje cafetero antioqueño.

Su estado de salud no era el mejor: empezó a experimentar dolencias y un ligero temblor en sus extremidades indicaba que algo le pasaba.

Cierta vez Ávila le contó al medio Cambio su desgarrador testimonio:

“En el 2009 me detectaron la enfermedad del párkinson juvenil, estaba en mis vacaciones de retiro. En la junta médica nunca apareció que estaba mal y para sacarme rápido me indemnizaron con 30 millones, eso es como darle un dulce a un niño para que no llore, se aprovecharon de mi ignorancia porque ellos eran médicos”, afirmó.

“Me tocó interponer varias tutelas para que me realizaran varias intervenciones. A pesar de que me realizaron una para mejorarme la movilidad, fue inútil. La enfermedad ya estaba por todo mi cuerpo”

Es que para Ávila Llano el causante de sus males fueron las prolongadas jornadas fumigando cultivos de coca y sin protección adecuada.

“Fueron más de quince años bañado por el químico, y lo peor, inhalando la sustancia que años más tarde me cobró recompensa”, afirmó el exuniformado a Cambio.

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Emotiva despedida al sargento Gilberto Ávila Llano

Salida Digna

Los últimos 17 años fueron muy duros para el sargento Ávila Llano, soportando empeoramientos: casi total falta de movimientos, dolores, dificultades para hablar y el estar dependiendo para todo de sus familiares y amigos.

Gilberto Ávila le había confesado al diario local El Quindiano que “A pesar de que la enfermedad me la detectaron en servicios, no me la indemnizaron. Me tocó poner una tutela. Una vez que les dije que me operaran, impugnaron la decisión. Me parece una injusticia aberrante. No me reconocieron la enfermedad”.

Los de la veeduría de los servicios de salud de los pensionados de la Policía y las fuerzas militares han pedido al ministerio de Defensa y al Gobierno nacional que se hagan las gestiones necesarias para evitar que casos, como el del sargento Ávila, nunca vuelvan a repetirse.

Hoy, a los 58 años, cansado de dolores y de sentirse una carga, obtuvo una muerte digna en un centro asistencial de salud en Armenia, Quindío.

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