La famosa influencer colombiana asegura que la atemoriza desde los 15 años
La polémica y famosa influencer buscó la ayuda del padre Chucho para que la ayudara a ahuyentar a un supuesto espíritu maligno que, según ella, la ha atormentado desde los 15 años y con el tiempo fue tomando la forma de “algo peludo, uno no le ve la cara, que lo toca, uno le siente las garras, como si fuera un gato”.
“Lo terrorífico mío es que empezó a manosearme, como a tocarme las partes íntimas, los senos, como darle la vuelta a uno”, aseguró Yina Calderón conversando con el padre Chucho.
La empresaria e influenciadora manifestó que la situación ya comenzó a sucederle “en cualquier lado donde esté, en la casa” e incluso “en hoteles”.
Fue por eso que acudió en la ayuda del padre Chucho, quien es exorcista, y le relató todo lo que padecía; así dio a conocer Sandra Soriano Soriano en Caracol.
Lea también: ESCÁNDALOS en la Policía colombiana: exorcismo, aborto, homosexuales
Lo que dijo el padre Chucho
El religioso consideró acertado lo que la influenciadora hacía, pues cada vez que sentía la presunta presencia extraña empezaba a invocar a Dios.
“Yo empezaba: ‘La sangre de Cristo tiene poder’. Y pum, se me zafaba”, aseguró.
Al escuchar la experiencia de Yina Calderón, el sacerdote expresó: “Yo como exorcista te lo digo, no necesitas ningún exorcismo, llevas es un corazón lleno de Dios”.
El padre Chucho le sugirió a Yina Calderón y a cualquiera que atraviese por un momento así que “cuando vengan esos momentos, díganle al Señor ‘Dios, glorifícame, yo esta hora no la quiero vivir, glorifícame, glorifícame, glorifícame”.
Además, le explicó cuándo se pueden vivir momentos así. “Las tres de la mañana es la hora contraria a las tres de la tarde, que es la hora de la misericordia, la hora en que Jesús venció al demonio, venció a la muerte, venció al pecado. La hora contraria la utiliza el mal para golpear. Normalmente suele pasar en esa hora de la madrugada”, precisó el Padre Chucho.
Después de unos días de ese encuentro, Yina Calderón manifestó que la conversación con el padre Chucho le “sirvió demasiado”.
