Científicos hicieron un experimento por el que han pasado primates, delfines, orcas, elefantes o urracas
Los peces pueden incorporarse a la lista de animales que son capaces de reconocerse a sí mismos, una habilidad que normalmente atribuimos a los seres humanos y a otros animales considerados inteligentes, como los chimpancés.
“Se cree ampliamente que los animales que tienen cerebros más grandes serán más inteligentes que los animales con cerebro pequeño”, como los peces, afirma el sociólogo animal Masanori Kohda de la Universidad Metropolitana de Osaka en Japón y líder del trabajo que publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Parece que es hora de repensar esta suposición, dicen los expertos, citados por el portal muy Interesante.
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Primer experimento
Todo comenzó con un estudio sobre el autorreconocimiento en espejo (MSR). Al observar los comportamientos de agresión, el equipo descubrió que los peces parecían ser capaces de reconocer sus propios rostros individuales.
En el experimento, colocaron una marca similar a un ectoparásito en la zona de la garganta de 10 peces justo antes de mostrarles su propio reflejo en un espejo. Todos los peces pasaron esta prueba al exhibir un comportamiento de raspado de garganta tratando de eliminar el parásito sospechoso.
Esto indica que este sencillo pez tiene capacidades cognitivas mucho más altas de lo que sospechábamos.
La prueba del espejo es una técnica conductual desarrollada en 1970 por el psicólogo Gordon Gallup Jr. Consiste en marcar a escondidas a un animal con un tinte inodoro y luego observar si el animal es consciente del tinte cada vez que pasa frente a un espejo. Es un experimento que han pasado primates, delfines, orcas, elefantes o urracas.
Mucho más inteligentes de lo que se creía
Ahora, en un nuevo estudio, los peces limpiadores que pasaron la prueba del espejo han podido distinguir sus propios rostros de los de otros peces limpiadores en fotografías fijas.
Les mostraron tanto una foto suya como una imagen de un pez limpiador desconocido. Además, también mostraron imágenes compuestas por la cara del propio pez en el cuerpo de un pez desconocido, o la cara de un pez desconocido en su propio cuerpo.
Todos los peces actuaron de manera agresiva hacia la foto desconocida, como si fuera un extraño, pero no fueron agresivos hacia la foto de su propia cara.
Esto sugiere que los peces se identifican a sí mismos de la misma manera que se cree que lo hacen los humanos: formando una imagen mental de la cara de uno.
“Los comportamientos que observamos dejan pocas dudas de que este pez cumple con todos los criterios de la prueba del espejo tal como se estableció originalmente. Lo que está menos claro es si estos comportamientos deben considerarse como evidencia de que los peces son conscientes de sí mismos, aunque en el pasado estos mismos comportamientos se han interpretado como conciencia de sí mismos en muchos otros animales”, expone Alex Jordan, coautor del estudio.
Si bien los mecanismos subyacentes a esta capacidad siguen sin estar claros, parece que el autorreconocimiento podría estar más extendido en más especies de lo que se pensaba anteriormente.
Los investigadores tienen planeados más experimentos para continuar investigando qué es lo que sucede en el pequeño cerebro de estos y de otros peces.
