Hay más ladrones que tumbas, mientras que la brujería se apodera del camposanto en ruinas
El cementerio de la población de Píritu, en el estado Anzoátegui, es un reflejo de la realidad venezolana. El camposanto tiene más ladrones que tumbas y muestras de la desidia, como la brujería, las caminerías cubiertas de monte, así como estructuras que se vienen abajo, son el reflejo del abandono de este lugar para el reposo eterno.
Familiares de quienes descansan en este lugar sagrado, denuncian abiertamente el abandono en que se encuentra el cementerio. Indican que la basura, los brujos y los saqueadores son el tema del día a día. Han realizado las respectivas denuncias ante las autoridades municipales y estadales, pero al parecer no han puesto en marcha ningún plan para resolverlo.
El estado de abandono es tal, que según los deudos, las urnas las consiguen abiertas, las tumbas profanadas, cruces y sacristías en el piso, sin contar con la basura, animales muertos y rituales que dejan los facinerosos durante las noches.
La noche de Píritu
“Malandrines y brujos que hacen sus rituales ahí es lo que vemos. Imagine que allí no hay ni un bombillo. Ellos aprovechan para sus cosas satánicas”, dice Johana Puesme, una de las visitantes asiduas del cementerio, quien además agrega que “Aquí no hay descanso eterno en medio de brujos y ladrones. A la alcaldía no le importa, como el alcalde no es de aquí”.
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Uno de los detalles más memorables es que ni siquiera el Día de Los Muertos hacen una jornada de limpieza. Otra es que desde hace años han introducido la solicitud para reparar y mejorar el muro perimetral, pero la respuesta brilla por su ausencia.
Con información de La Patilla