Incomunicadas, sin alimentos y en condiciones precarias encontraron a las cuatro mujeres venezolanas, entre ellas una menor de edad, además de un bebé de ocho meses de nacido. Estaban en una casa en Cúcuta en contra de su voluntad y eran parte de una red de explotación sexual a través de webcam
Cuatro mujeres venezolanas, entre ellas una menor de edad y un bebé de ocho meses de nacido, las encontraron encerradas en contra de su voluntad, incomunicadas, sin alimentos y en condiciones precarias en una casa en Cúcuta, Colombia.
Tras las investigaciones que realizó el Grupo de Policía Judicial de Migración Colombia, llegaron a la casa en Cúcuta el pasado viernes a las 10:30 de la mañana, donde las mujeres se encontraban bajo llave.
Migración Colombia llegó acompañados de la Unidad de Policía de Infancia y Adolescencia de Cúcuta y oficiales de la Coordinación de Verificación Migratoria.
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En la casa se encontró evidencias de una red de explotación sexual a través de webcam.
Las fotos del operativo registran que en la vivienda, ubicado en el sector de Torres de Cormoranes, había elementos y locaciones para ese tipo de actividades.
Los uniformados incautaron “tres celulares y elementos propios de las webcam: lámparas, cámaras, trípodes y maquillaje”.
Además, “se les tomó declaraciones a las jóvenes, que quedaron bajo protección de Migración Colombia”.
También de una ONG que les está brindando “comida y hospedaje”, reseñó el diario El Tiempo.
También un bebé de ocho meses
Migración Colombia realizó la verificación de las cuatro mujeres, todas venezolanas y entre ellas una menor de edad.
Una de las mujeres, de 19 años de edad, se identificó como Deisy Magdalena Flores Puerta; y la otra, como Yoneisi del Carmen Tarra Menco, de la misma edad.
En el lugar también permanecía un niño de tan solo ocho meses de nacido.
Según El Tiempo, este es el segundo golpe que las autoridades migratorias le asestan a este tipo de organizaciones que usan a jóvenes venezolanas.
En noviembre de 2020 ya habían sido capturados varios funcionarios de oficinas de registro que les vendían falsas identidades a jóvenes venezolanas para prostituirlas.
