La explotación de mujeres, y la venta de sus cuerpos es el común de las zonas mineras del sur del estado Bolívar
Las niñas adolescentes, mujeres e indígenas que son víctimas de distintas formas de explotación sexual, son vendidas como concubinas y esclavas sexuales en redes de prostitución.
La trata de blancas es una de las principales fuentes de ingresos de la criminalidad organizada a nivel mundial y Venezuela no escapa de esta realidad.
En el sur del país específicamente en el estado Bolívar existen las zonas mineras, donde no solo sacan el oro ilegal y otras riquezas, también reclutan, transportan y reciben mujeres con fines de explotación.
Según un monitoreo de varias ONG, el 45% de los trabajadores de las minas en Bolívar son menores de edad, mientras que al menos 2.300 niños están en trabajos informales en Táchira y Zulia.
Esto se presenta por la fácil vulnerabilidad ante la situación socioeconómica, migración, autoestima que está viviendo Venezuela.
La prostitución: El sexo por supervivencia
La pervivencia en Venezuela arrastra a mujeres a viajar a las minas del estado Bolívar, su misión es producir el mayor dinero para mandarle a su familia.
Sus expectativas son cocinar para los mineros, pero terminan en el sexo por supervivencia.
Testigos que mantenemos en anonimato por seguridad, relatan que cobran 30 reais (moneda de curso legal en Brasil), por la actividad coita o generar alguna actividad sexual con estos mineros, esos 30 reais equivalen a 5,5 dólares.
Los propios mineros les prometen una mejor vida, ellas se sacrifican para ahorrar y luego irse, pero en su mayoría estos planes se frustran pues lo que ganan ahí también lo gastan por ser un lugar caro.
Muchas de ellas terminan mal, con enfermedades de transmisión sexual, infecciones por paludismo y en muchos de sus casos maltratadas y asesinadas.