Después de cifras tan contundentes como las registradas por la última encuesta de ABC News/Ipsos, nos preguntamos ¿vale la pena arriesgar el pellejo cruzando el Darién?
“El norte es una quimera”, no solo lo dice la canción de Luis Fragachán, sino que ahora lo ratifica la nueva encuesta de ABC News/Ipsos. Solo el 27 % de los estadounidenses cree en “el sueño americano”. La imaginería creada por Hollywood la mantiene apenas una cuarta parte de los estadounidenses, aproximadamente la mitad de los que lo decían hace 13 años.
En el año 2010, la primera vez se formuló la pregunta, un 50 % lo creía. Ahora el 18% dice “el sueño americano” nunca fue cierto, en comparación con el 4% hace más de una década.
El resto, el 52 %, dice que la promesa solía ser cierta, pero ya no lo es, un aumento de 9 puntos. En conjunto, el 69 % dice que “el sueño americano” no es válido hoy en día, un aumento de 22 puntos. Y eso en comparación con una encuesta realizada después de la Gran Recesión, acota ABC News.
Aunque el pesimismo sobre el sueño americano ha aumentado en todos los grupos, el cambio es más acusado entre los adultos jóvenes. Su opinión de que el sueño americano sigue siendo cierto ha caído 35 puntos, del 56 % en 2010 al 21% actual.
Eso se compara con una disminución de 24 puntos entre las personas de 30 a 64 años y de 12 puntos entre las personas de 65 años o más.
Las diferencias entre otros grupos también son evidentes. La encuesta, realizada por Langer Research Associates con trabajo de campo de Ipsos, encuentra que las actitudes de los estadounidenses negros hacia el concepto del sueño americano son notablemente pesimistas.
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¿Vale la pena cruzar el Darién?
Dadas las cifras contundentes de la encuesta, que revela que los mismos estadounidenses dudan del estado de bienestar del país del norte, es válido preguntarse: ¿vale la pena el riesgo que corren los latinoamericanos y, en especial, los venezolanos, al cruzar al Darién para llegar a EE.UU. sin ni siquiera “sueño americano”?
Lo otro es asumir que si se migra a tierras extranjeras, hay que estar claro que tienen que adoptarse las costumbres, estilos de vida y legislaturas del país destino, y no ir a hacer guetos en Chorrillos o Bogotá, o a llevar a Petare a Nueva York.
Aunado a eso, hasta el mismo expresidente Donald Trump está preocupado por la economía de su país, que marcha probablemente a otra recesión, y advierte que quiere ganar las elecciones en noviembre y ocupar nuevamente la Casa Blanca, pero que los demócratas no le dejen solo los vestigios, porque no quiere convertirse en un nuevo Herbert Hoover en víspera al Gran Crack.
El norte es, en realidad, una quimera.
