jueves, abril 25, 2024
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Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

El Exhibicionismo Criollo
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Juan Manuel Santos le dijo a la comunicadora social Patricia Lara que esperaba ser considerado y recordado como un “traidor de su clase”. Algunos, para darle altura al comentario, dijeron que estaba parafraseando al ex presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt. Otros, no sabían si iba a traicionar a sus compañeros de clase de la Universidad de Kansas o a los de su clase en Annabel’s Club de Londres. En realidad, Santos se refería a la Clase Dominante colombiana. Los PEPOBUCOS como le dice Daniel Raisbeck a los periodistas, políticos, burócratas y académicos que dominan a los colombianos desde hace dos siglos.

Tuvieron que dejar llegar a Juan Manuel Santos a la Casa de Nariño para que hiciera todo lo que hizo y mostrara todo lo que mostró. Es impresionante como cambia de manera negativa la tendencia de favorabilidad en las instituciones colombianas desde agosto del año 2010. Santos se dedicó a hacer todo lo necesario para poder exhibir la corrupción, la decadencia, la degradación, lo bajo que podían caer los miembros de esa minoría dominante. Dejó en evidencia a ese grupo minúsculo, usándolos, nombrándolos en cargos públicos, otorgándoles jugosos contratos, untándose, corrompiéndose, sentando las bases para lograr su destrucción. Toda una verdadera traición a los de su clase.

Los periodistas, dedicados a decir mentiras, verdades a medias o a censurar a todos los que no dijeran lo que Juan Manuel Santos quería que dijeran, a cambio de recibir financiación del Estado en unos contratos que eran exhibidos en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (SECOP) para darles la misma transparencia que tiene el Vinipel con el que envuelven un teléfono celular robado para poder venderlo. Los medios de comunicación tradicionales se fueron a la quiebra cuando se acabó el gobierno Santos porque perdieron su fuente de ingresos sintética y perdieron su audiencia, hastiada de la falta de objetividad y del marcado sesgo ideológico a favor de las FARC.

Los anunciantes, por empatía ética, dejaron de pautar en los medios de corte ultrasantista porque no podían darse el lujo de perder la cara ante sus clientes y quedar como patrocinadores de las atrocidades propias del frenesí de la paz. La revista Semana fue el único medio tradicional que evitó la debacle porque tuvo la capacidad de corregir el rumbo a tiempo. Sobreviven de manera artificial los medios que son financiados desde el extranjero por la familia Santo Domingo y el gobierno español de Pedro Sánchez.

Los burócratas de las Altas Cortes, nombrados por Santos, se exhibieron no solo en las revistas del corazón sino que estuvieron involucrados en montajes judiciales como el burdo montaje que le hicieron al presidente Álvaro Uribe. También, fueron expuestos sus actos de corrupción en el Cartel de la Toga. Mostraron al magistrado Alejandro Linares confesando que su patrón, Juan Manuel Santos, y César Gaviria los llamaban para presionarlos. Si mañana el presidente Iván Duque cumpliera con su promesa de campaña de reducir las Cortes a una sola, tendría todo el apoyo popular para hacerlo. Apoyo que hubiera sido imposible si Santos no hubiera logrado que se perdiera la majestad de la justicia y exhibido la decadencia de sus más altos representantes.

Si en los Tribunales de Núremberg los jueces de los NAZIS hubieran sido otros NAZIS, hoy el partido Nacional Socialista Obrero Alemán tendría representantes permanentes en el Congreso alemán y la humanidad no hubiera podido pasar, aún, la pagina atroz de la Segunda Guerra Mundial. El marcado sesgo ideológico de los burócratas de la JEP es la principal causa para que Colombia no pueda transitar hacia el postconflicto. La intervención de la Corte Penal Internacional, sólo será posible y aceptada por la comunidad internacional, si la JEP sigue protegiendo a las FARC y persiguiendo a sus víctimas (las de las FARC).  

Los burócratas de la educación representados por el ultra marxista FECODE, mostraron la necesidad de cambiar el esquema de financiación de la educación pública para hacerlo desde la demanda. Los padres de familia escogiendo el colegio para sus hijos va a volver competentes a los maestros y eficientes a los colegios públicos que van a tener que competir contra los colegios privados. Cambio que hubiera sido imposible si los maestros se hubieran mostrado competentes, se hubieran dejado evaluar y no promovieran paros y huelgas todas las semanas.

El ultrasantista programa presidencial “Ser Pilo Paga” fue el epitafio para los académicos que vendieron su alma al diablo a cambio de perder su libertad de cátedra para convertirse en los esclavos del discurso pacifista y esclavos de utilizar el adjetivo de “paracos”, en sus aulas, para referirse a todos los colombianos que no piensan igual a Juan Manuel Santos y a las FARC. Optaron por la financiación en el corto plazo en contra de la sostenibilidad institucional en el largo plazo. Hoy la gran mayoría de esas Universidades privadas están al borde de la quiebra por la caída en la demanda de su sesgada oferta educativa.

Ayudaron a esa debacle, los profesores y los líderes estudiantiles que instrumentalizan a sus alumnos y compañeros para hacer proselitismo político en beneficio propio y para ganar puntos con sus patrones en las tinieblas, en contravía de los intereses de los estudiantes y de la academia, cerrándole las puertas del mercado laboral por enviar un mensaje falso a la sociedad.

¿Qué padre sensato quiere ver a su hija fracasada profesionalmente por estar dedicada a promover el aborto, la Teoría de la Raza y del Género o pontificando sobre el Cambio Climático? ¿Qué familia quiere que alguno de sus miembros sea un asesino del grupo fascista La Primera Línea? ¿Qué joven se siente identificado con una muchacha que, con una batuta, dirige a un coro improvisado que canta, “el pueblo unido jamás será vencido”? ¿Ser comunista es cool? ¿Ser drogadicto es sexy? ¿Ser perdedor es cool? ¿Repetir las sandeces que dice Gustavo Petro es cool?

Sin embargo, tanto exhibicionismo no ha sido suficiente y tocó exhibir más para que los colombianos puedan tomar decisiones trascendentales sobre su futuro en el año 2022. Los colombianos de la post pandemia ya no son los mismos tontos que se dejaban enredar por un cura fanático diciéndoles que eran resilientes y se debían dejar pisotear por la Clase Dominante o por unos periodistas con bajo nivel de escolaridad pero con muy alto nivel de ingresos por cuenta de los contratos recibidos para aunar esfuerzos por la paz.

Santos tuvo que emplearse a fondo para seguir con su traición a los de su clase, por eso movió a todos sus peones de brega para que llevaran a Claudia López, Daniel Quintero y Jorge Iván Ospina a las alcaldías de las tres ciudades más importantes de Colombia y para que los ultrasantistas participaran activamente en esas alcaldías y ayudaran en la causa exhibicionista.

Santos mató a cuatro pájaros de un solo tiro. Con esos tres alcaldes, demostró que el “Centro” no existe y que es un parapeto que usa la extrema Izquierda para llegar al poder por la vía democrática. Demostró que el modelo comunista no funciona. Probó que los adalides de la anti corrupción pueden llegar a ser más corruptos que los corruptos a los que ellos decían combatir. Y sepultó, para siempre, cualquier posibilidad política de los “Three Amigos”.

No bastó con que el ultrasantista Juan Carlos Echeverry, hubiera llevado a Ecopetrol al borde de la quiebra para que los colombianos se dieran cuenta de la incapacidad de un burócrata para administrar una empresa. No fue suficiente. Tuvieron que sentar en la presidencia de EPM a otro burócrata ultrasantista como Jorge Andrés Carrillo para volver a mostrar el desastre que puede causar otro burócrata al mando de una empresa de la envergadura de EPM. No ha sido suficiente el bajo nivel exhibido por los magistrados de la Corte Constitucional para que sea reformada, por eso van a llevar a un locutor de un programa de radio matinal como su nuevo magistrado por encima de una jurista con las calidades humanas y profesionales de Natalia Ángel.

Tanto exhibicionismo logró retrotraer a la sociedad colombiana a los primeros años del Siglo XXI. Gracias a la traición de Juan Manuel Santos a los de su clase, es muy probable que en las elecciones presidenciales del año 2022, gane en primera vuelta el candidato que no pertenezca a la misma clase de Juan Manuel Santos. El exhibicionismo funcionó.

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