Tras la abrupta interrupción del diálogo entre chavismo y oposición, luego de la extradición de Alex Saab, nadie ha vuelto a mencionar el proceso y menos en la campaña. Parece que no trae votos
El diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela, el que unos y otros vendían como la panacea, quedó en el limbo por decisión del oficialismo. Hace semanas, anunció la suspensión de las negociaciones, en protesta por la extradición a EE.UU. de Alex Saab. Lo que se promocionaba como una solución infalible pasó a ser el gran olvidado en la campaña electoral.
Tan solo dos meses después de que arrancara el diálogo, el madurismo vio como se hacía realidad uno de sus mayores temores. Saab era trasladado de Cabo Verde a EE.UU., para enfrentarse a un proceso judicial por presunto lavado de dinero.
Y así, las prioridades cambiaron. Atrás quedó la preocupación por “el bienestar del pueblo venezolano”. Tanto el chavismo como la oposición apelaron a ese bienestar tras la firma del memorando de entendimiento que -prometían- sería el principio del fin de todos los males del país. Pero Saab pudo más. El diálogo quedó en el olvido, y el empresario preso es un actor más de la campaña.
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La campaña
Algunos opositores, al margen de la campaña electoral, recuerdan la necesidad de retomar las negociaciones que comenzaron en México el pasado 13 de agosto. No obstante, el oficialismo mantiene en secreto sus intenciones al respecto. Es un enigma que incomoda a quienes habían puesto todas sus esperanzas en un acuerdo que lograra avanzar hacia la recuperación del país.
Ninguno de los integrantes de la delegación chavista para el diálogo revela si el proceso ha quedado suspendido definitivamente o no.
Del compromiso conjunto en pro de “la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad”. Además de “la democracia, la responsabilidad social, los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”, ha mutado a ofertas dispares a cambio de votos, señala Efe.
El romanticismo de lo inmaterial, o de lo que podría suponer a largo plazo un entendimiento entre Gobierno y oposición, se ha convertido en promesas. Los actores ofrecen prácticas centradas en resolver los problemas cotidianos, como la escasez de agua, las fallas en el suministro eléctrico o las deficiencias en las infraestructuras públicas.
La situación actual del país hace que la ciudadanía se pregunte cuándo llegará el agua a su vivienda o cuántas horas más durará el apagón. Se ha olvidado por completo de las conversaciones de las partes en una mesa de negociación.
Y los políticos lo saben. Son conscientes de que lo que les puede dar o quitar votos es la promesa de soluciones inmediatas a problemas comunes de los venezolanos cuya mayor preocupación es sobrevivir. Esto, más allá de si oficialismo y oposición se entienden o no, tras sucesivos intentos de diálogo fallidos.
La nota discordante
No fue en un mitin ni en un acto de campaña, ni siquiera lo dijo en Venezuela. El canciller, Félix Plasencia, aseguró, durante una visita a Moscú que la extradición de Saab no afecta a la negociación.
Sin embargo, el jefe de la delegación chavista para las negociaciones, Jorge Rodríguez, no se refirió a una posible vuelta a la mesa. Ni siquiera lo hizo durante sus intervenciones en actos de campaña. Al igual que el resto, recurrió a la técnica de buscar votos a través de promesas cercanas.
Plasencia recordó que “Nicolás Maduro lo ha dicho una y repetidas veces: sus manos y brazos están abiertos para el diálogo. También el encuentro, la comunicación, porque su empeño es la paz, la tranquilidad de todos los venezolanos”.
Pero las mecánicas reiteraciones de Maduro no se traducen en una práctica efectiva. Se quedan en encuentros sectoriales que comenzaron en enero, cuando Rodríguez empezó una serie de reuniones con diversos gremios por separado.
Mientras, los candidatos en campaña silencian el diálogo que hace tan solo dos meses se calificaba de “exitoso”. De su lado, Maduro repite palabras que quedan en nada. Y Rodríguez mantiene el enigma sobre algo que pretendía resolver, incluso, el problema del bloqueo al país.
Plasencia adopta su rol más diplomático…hasta que habla de la oposición.
“Seguro de que más temprano que tarde se retomarán los esfuerzos para garantizar que la oposición, que se ha empeñado en la ruta de la tristeza, de la muerte, del desacato, se agrupe en la ruta sana de construir la dignificación de la vida de todos los venezolanos”, señaló en Moscú.
Y así, los compromisos adquiridos en México con la “democracia inclusiva”, la “tolerancia y convivencia política”, el acuerdo para buscar “las condiciones necesarias para que se lleven a cabo los procesos electorales consagrados en la Constitución, con todas las garantías”, pueden esperar. Primero, los votos. Luego, el pueblo.
