Los secretarios de Estado de El Vaticano y de EE.UU. hablaron sobre el tema Venezuela y la importancia del diálogo
Un escueto comunicado del Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció una conversación entre el titular de este despacho, Antony Blinken y su homólogo de El Vaticano, Pietro Parolin, donde uno de los principales temas fue el diálogo en Venezuela.
Y es que tanto EE.UU. y la Santa Sede están preocupados en torno a la reanudación del diálogo entre la administración de Nicolás Maduro y la Plataforma Unitaria, proceso que sería retomado este mes, pero del cual aún no se tienen noticias.
“Ambos conversaron sobre Venezuela y la importancia de las negociaciones entre el régimen y la Plataforma Unitaria como el mejor camino para la solución de la crisis”, señala el escrito publicado en el portal web del Departamento de Estado.
Pero ¿Qué hay detrás de esta conversación? ¿Qué significa este acercamiento entre EE.UU. y El Vaticano, en medio de la tensión surgida por el hecho de que la administración de Joe Biden no invitó a Nicolás Maduro a la Cumbre de las Américas?
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La preocupación
Ciertamente, se infiere una preocupación de ambos estados para que se dé el diálogo en Venezuela, en los términos en que se estaba llevando a cabo en México, el año pasado.
Por un lado, existe una “paralización” de la negociación Maduro-oposición, desde que hace dos semanas se conoció que, al parecer, el oficialismo estaba “cambiado las condiciones” del diálogo, al rechazar la intervención de Noruega como facilitador en el proceso.
Una consecuencia directa de esta paralización, según informaciones conocidas a través de fuente extraoficiales, es que EE.UU. extendió la licencia de Chevron con las mismas limitantes que tiene desde el 2020, cuando impuso las sanciones petroleras sobre Venezuela.
También hay que recordar que cuando se anunció la reanudación del diálogo, paralelamente, desde EE.UU. aclararon que “el alivio” de las sanciones dependía precisamente de esas conversaciones.
La intervención de la Santa Sede
El Vaticano estuvo involucrado como gante de varios procesos de diálogo que se han llevado a a cabo en Venezuela desde el 2014, los cuales no han dado resultados.
El año pasado, por ejemplo, el secretario de Estado de la Santa sede, Pietro Parolin, envió una carta que se leyó en la asamblea anual de Fedecámaras, donde pedía una “negociación seria” en Venezuela, “que de respuestas a las verdaderas necesidades” de la población.
El obispo auxiliar de Caracas Ricardo Barreto leyó la carta enviada por Parolin. “Considero que es importante que la sociedad civil sea también protagonista de la solución de la crisis de ese amado país”, señalaba la misiva.
“Una solución que solo se dará si los venezolanos y especialmente los que tienen algún tipo de responsabilidad política, están dispuestos a sentarse y negociar de un modo serio sobre cuestiones concretas que den respuestas a las verdaderas necesidades de los venezolanos y durante un periodo limitado en el tiempo”, agregaba.
“Si una negociación como la señalada tiene éxito, será necesaria una gran generosidad y paciencia, pues la crisis actual no se resolverá inmediatamente, sino que aún serán necesarios múltiples esfuerzos y sacrificios por parte de todos”, concluía.
La carta encendió la ira de Nicolás Maduro, quien la calificó de “basura”. “Es una carta que era un compendio de odios, de veneno, de rencillas, de casquillo, de cinismo; una carta verdaderamente llena de odio, de desastre nacional”, remataba Madure, en julio del 2021.
No obstante, en agosto comenzó el diálogo en Ciudad de México, pero dos meses después, el proceso se suspendió, de parte del oficialismo, en represalia por la deportación de Alex Saab desde cabo verde a Estados Unidos.
