Documentar, un verbo que empodera a los padres. Les brinda herramientas, respuestas, argumentos, creatividad, emociones y aumenta su sensibilidad. La crianza es una razón medular que impulsa a la familia a leer, escuchar y retroalimentar investigaciones, vivencias y experiencias, sobre el mundo de los peques. Es parte de la responsabilidad de los padres.
Si realizamos una introspección nos podemos percatar que muchas veces, por desconocimiento, menospreciamos las emociones de nuestros peques, sobre todo cuando emitimos frases como estas:
*Deja de llorar, basta por hoy.
*Porqué tienes esa cara? Si estás molesto váyase a su cuarto.
*Los hombres no lloran.
*Las mujeres no se están quejando tanto.
*Deja de llorar “lupita” “María Magdalena”.
*Ese muchacho si es tonto, llora por todo.
*Si te pones triste mostrarás debilidad a tus amiguitos.
*Si lloras te pondrás viejo muy rápido.
Para la psicóloga Isabelle Filliozat, autora del libro “Mundo emocional del niño”: “la inteligencia relacional está íntimamente vinculada a la inteligencia emocional.
Respetar las emociones de un niño significa permitirle sentir quien es, tomar consciencia de sí mismo aquí y ahora”
En la dinámica familiar (contra reloj) voluntaria e involuntariamente se castran las emociones de los hijos. Se les invita a silenciar o disimular lo que sienten, obviando las consecuencias emocionales y psicológicas. Esto ocurre cuando se desconocen sus acciones y reacciones según su etapa cronológica, por ejemplo.
“Alimentar el coeficiente intelectual de nuestros hijos es insuficiente. Debemos preocuparnos de su coeficiente emocional. Numerosas dificultades intelectuales y escolares tienen su origen en bloqueos emocionales”.
Para la investigadora Filliozat, la emoción tiene un significado, una intención real. La emoción cura, y las descargas emocionales son el medio de liberarse de las consecuencias de experiencias dolorosas. Todo esto se puede evitar con un proceso de concienciación de documentación individual y grupal.
Es válido tomar en cuenta que ser padres es una ocupación constante. Cumplimos muchos roles en tiempo real, muchos de ellos nos invita a indagar para resolver una situación. De esa misma manera podríamos enfocarnos en nuestra crianza, por ejemplo saber el sentido predominante de nuestros hijos nos alivia al momento de un abordaje ante un berrinche. Sabemos que con un abrazo podemos acompañarlo (si es sensorial táctil) pero si es auditivo con unas frases sonoras podríamos rescatar su tranquilidad. Pero solo se logra con una documentación continúa.
La Crianza exige documentarnos, el mundo de los niños es extenso, único e irrepetible. Si estamos preparados tendremos la oportunidad de ofrecerles un abordaje oportuno y asertivo para el bienestar colectivo, que es el familiar.
Alejandra Yánez
Periodista/Family Coach
@nuevemesesymas