Linda Loaiza López cumple 20 años de haber sufrido el horror del secuestro y esclavitud sexual a la que la sometió Luis Carrera Almoina. En su libro no solo relata su sufrimiento, sino que alza la voz en un país donde aún no se le ha hecho justicia
Con motivo del Día Internacional de la Mujer y cuando se cumplen 20 años de su secuestro y posterior horror, Linda Loaiza López lo cuenta todo. Se trata del libro Doble Crimen, en el que la ahora activista por los DD.HH. y abogado, relata lo que le ocurrió en el año 2001 y que la marcó para siempre.
“Con ????? ??????, tomé la palabra. Es decir, asumí el control de mi relato. Es una meta y una prueba, un capítulo de una lucha y un proceso de recuperación que no ha terminado”, dice Loaiza en su cuenta en Instagram.
“Con este libro rompo el silencio. Muestro lo sucedido. Despejo el terreno para que otras víctimas tengan la oportunidad de alzar la voz”, agrega. El libro está escrito en conjunto con la activista Luisa Kislinger.
Asimismo, en una entrevista con Román Lozinski, señala que “el proceso de superación es lento. Depende de muchos factores. En mi caso, en 20 años he emprendido una serie de acciones para recuperar mis capacidades corporales, mentales, mi proyección”.
Dice que con “Doble crimen tiene una aspiración legítima y propia: interesar a los lectores, a los medios de comunicación, a las personas que tienen capacidad de tomar decisiones y de influir, porque la tarea es divulgar una conciencia masiva en Venezuela”.
“He mostrado la fragilidad de sus mecanismos, de sus corruptelas, pero sobre todo he mostrado hasta qué punto, las parcialidades políticas pueden socavar los más elementales principios de justicia y convivencia”, aseveró.
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“No llores o te mato”
Este fin de semana, el diario El Nacional, en su sección Papel Literario, publicó parte del relato de Doble crimen.
“No llores. No grites. Actúa normal. Sonríe. O si no te mato”. Esta sería la frase que Linda escucharía durante todo su cautiverio por parte de Luis Carrera Almoina.
“Linda describe la primera noche de su secuestro como terrorífica. En realidad, la narración de los hechos y sus detalles obligan a buscar otro adjetivo, uno que concentre horror, conmoción y desespero en una sola palabra. Abominable viene a la mente. Atroz también. Los golpes que habían comenzado antes de salir al teatro continuaron con cada vez mayor brutalidad a su regreso al hotel. A ello se unió la violencia sexual —la primera violación de tantas que vendrían”.
