viernes, marzo 29, 2024

DESTAPES | La JEP, esa Justicia Especial para la Paz, que le toca aguantarse a los colombianos

Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

La ineficiente JEP, que “resuelve” tan poco, es el más grande sapo que tragan los colombianos, y por mandato de un pésimo acuerdo de paz

En menos de seis años la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) culmina con su misión jurisdiccional, por lo menos en lo que se refiere a la acusación.

Según el artículo 15 transitorio del acto legislativo 1 de 2017, el 14 de enero de 2028 se cumple el plazo para “la presentación de acusaciones por la Unidad de Investigación y Acusación, de oficio o como consecuencia de las resoluciones de la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y Determinación de los Hechos y las Conductas”.

Para los casos en los que a esa fecha no se haya alcanzado a hacer acusación, no serán resueltos en el marco de la JEP.

Las víctimas ¿qué?

Y para sus víctimas, no habrá verdad, ni justicia ni reparación, por lo menos como resultado de la JEP.

Los enormes vacíos y problemas de concepción y diseño en la estructuración de la JEP; la deficiente conducción en sus primeros años y la inexperiencia de algunos magistrados han impedido que la Jurisdicción pueda tramitar los casos cuya magnitud y complejidad son cada vez mayores.

No se sabe cuántos casos se van a quedar sin resolver cuando se cumpla el plazo que fija la ley a la JEP; pero serán muchos.

¿Qué pasará con las expectativas de verdad, justicia y reparación de las víctimas de aquellos casos cuya ocurrencia ofendió la dignidad humana?

¿Qué sucederá con los beneficios adquiridos por los victimarios que se sometieron a esta jurisdicción?

Doctor Pedro Medellín Torres. Foto: Cortesía

Misión Imposible

A estas interrogantes da respuesta, argumentando profundamente, el notable analista colombiano Pedro Medellín Torres, quien fuera el Director Nacional de la Escuela Superior de Administración Pública.

Pedro Medellín, quien tiene dos doctorados –en ciencias económicas y ciencias políticas – en la Universidad de Paris, conoce muy bien a la JEP, a la que cataloga como “el sapo más grande” en Colombia.

Opina Medellín que es muy evidente que la magnitud y dimensión de los casos en curso desbordaron la capacidad de respuesta de la JEP.

Basta preguntar cuánto tiempo va a necesitar un magistrado para que, con su pequeño equipo, resuelva los 3.000 o 4.000 casos que le asignen en estos meses.

¿En cuántos casos se va a poder llegar a acusación en los casi 2.000 días que quedan hasta el 14 de enero de 2028, cuando termina la JEP?

¿Cuántos podrá tramitar como corresponde en este tiempo cada magistrado de la Jurisdicción?

¡¿Y entonces?!

Medellín es de la opinión de que antes de cerrar, la JEP debería hacer un esfuerzo de pedagogía.

No solo definir cuáles son los casos más representativos de lo que ocurrió con ocasión del conflicto armado en Colombia; cuya resolución convenza a los ciudadanos de que la Jurisdicción Especial para la Paz sí contribuyó a la transición de una situación de guerra a una de paz.

También debería ayudar a que la gente comprenda el papel que juegan los “macrocasos”; en el trámite de la misión jurisdiccional de la JEP.

Que se entienda que agrupar un conjunto de casos dentro de un mismo fenómeno delictivo permitió una mejor tarea.

Que haber escogido los secuestros de las Farc, las ejecuciones extrajudiciales o el reclutamiento forzado de niños y niñas en el conflicto armado va a asegurar que las víctimas de semejante horror van a tener verdad, justicia y reparación.

La JEP ¿tribunal a la medida de los deseos de las FARC?

¿A tragar sapos?

Y que lo mismo va a pasar con los delitos inaceptables, como la desaparición forzada, el desplazamiento de poblaciones, la violencia sexual en el conflicto armado o los graves ataques contra civiles indefensos (Bojayá, club El Nogal o Mapiripán).

Todo porque los colombianos (y sobre todo las víctimas) nos debemos tragar el sapo más grande: no todos los casos en la JEP se van a poder resolver.

Las expectativas creadas por los vendedores de humo que estaban al frente del proceso fueron mayores que la capacidad real que le dieron a la JEP para cumplir con su cometido.

Habrá que aceptar que una gran parte de las víctimas no van a tener verdad, ni justicia ni reparación.

Pero no todo está perdido. Todavía hay una fórmula de solución: volver permanente Justicia y Paz.

Lea también: Ni verdad ni reparación, denuncian víctimas de violencia sexual de las Farc

La JEP y el futuro

Por la experiencia adquirida como primer ejercicio de justicia transicional en el país, podría recibir los casos que queden pendientes en la JEP.

Y sin trastornos ni traumatismos puede garantizar la seguridad jurídica para quienes comparecieron como victimarios, y para las víctimas, cumplir con las expectativas de verdad, justicia, reparación y no repetición que les habían prometido y que tanto merecen.

La JEP se ha gastado más de $44 mil millones, sólo en arriendo de su sede en Bogotá, en dos años. Cortesía Otra Cara

A las opiniones vertidas por el doctor Pedro Medellín, y con quien coincido totalmente, le sumo que ante males graves hay que ser radical: se corrige esa Justicia Especial para la Paz, apuntalada y defendida con tanta intransigencia por los izquierdistas colombianos, o va a tocar acabar con esa JEP que toca mantener a costa de impuestos y que hoy es un elefante blanco alado para que parezca pariente de una paloma de la paz, estéril en Colombia.

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