miércoles, abril 17, 2024
EspecialesOpiniónJUAN CARLOS GOITÍA GOMEZ: “DE CALIENTE A FRÍO”

JUAN CARLOS GOITÍA GOMEZ: “DE CALIENTE A FRÍO”
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Una supuesta juez (no importa si es o no, sino lo que expresó) fue grabada cuando daba sus razones del por qué de la corrupción judicial en Venezuela.  En audio que se hizo viral en redes (se puede oír en IG @doctorgoitia), dijo entre otras cosas: “… es bueno ser honesto… siempre y cuando existan las condiciones… pero si te llevan a un sistema como éste el que quiera ser honesto tiene que irse del Poder Judicial… nadie puede vivir con $10… y hasta la persona más honesta se corrompe… uno no tiene las condiciones mínimas para comer… el servicio de una casa gana más porque le dan la comida y le pagan $100 mensuales… el que está ahí con $10 todo el mundo sabe porque está… la moral y la ética se acabó…”.

“En caliente” la alegación de la presunta togado genera reproche, pero analizada “en frío”, con método, sirve para entender qué está pasando en el país, hacia dónde vamos y qué se debe hacer para frenar la anomia que lo absorbe.

La lógica trata la relación entre premisas y conclusión. Hay 3 combinaciones entre ellas:  premisas verdaderas y conclusión verdadera; premisas verdaderas y conclusión falsa;  premisas falsas y conclusión falsa.  Sólo en la segunda la inferencia resulta ser inválida.

Las premisas del asunto son verdaderas.  Un juez superior devenga sueldo máximo de $12 y de primera instancia 10, secretarios $7, asistentes y alguaciles 6;  no han recibido aumento en más de 3 años;  tienen seguro médico, pero es como si no;  carecen de condiciones mínimas de trabajo.  Luego, con los salarios que paga el Poder Judicial ni comen;  y es cierto que una señora de limpieza gana más que abogados con maestrías, especializaciones y doctorados, porque un día se lo cancelan en $5.  Entonces, afirmar que quien ocupa un cargo en tribunales es para robar, tiene formalmente fundamento lógico.  Si la remuneración no alcanza para satisfacer las necesidades mínimas y no hay renuncia, es porque otras vías lo facilitan.

La juez no se reconoció de corrupta.  Adujo que era bueno ser honesto si estaban dados los medios, pero no siendo así, quien lo fuera tenía dos opciones:  irse o quedarse hasta que cambiaran las circunstancias.  Utilizó lo que se llama falacia de la falsa equivalencia.  Para ella, su condición, aún sabiendo era cohecho, no era delictiva, sino la justificada conducta  para poder llevar comida a casa, algo así como si un atracador se hiciera llamar “fan de Robin Hood”.

El contenido del audio es extrapolable.  Por irrisorios sueldos, médicos y enfermeros podrían hurtar  equipos y medicinas;  igual militares y policías cobrar en bombas de gasolina o negociar con el hampa.  La argumentación aplica a toda función pública.  Es lo que está sucediendo.

La grabación no descubre el “agua tibia” pero permite determinar que se incurre en el comportamiento disoluto con la convicción que el motivo es la poca paga.  Es la llamada falacia de correlación causal, dos sucesos de los que se deduce erróneamente que uno causa el otro porque ocurren en el mismo tiempo, reforzada por un sesgo emocional:  me retribuyen muy mal y por eso pido coima, luego, me corrompo porque no cobro ni para alimentar a los míos.   De esto surge el convencimiento que no se es corrupto, que hasta en los despachos se podría guindar un cartel:  “LO QUE SE PIDA POR DEBAJO DE CUERDA NO ES CORRUPCIÓN, ES PARA AYUDAR A LOS FUNCIONARIOS Y FAMILIA”.

El audio sirve también para que no escape algo:   la corrupción exige que haya  dos partes, el que pide y el que da o el que ofrece y el que acepta.  La excusa del ciudadano que hace la erogación indebida es de igual manera el apremio, pero no lo considera ilícito por la urgencia o aprieto que padece.

El país está corrompido, su atmósfera es de soborno.  Gran parte de la población está elucubrando como la supuesta juez, es el preludio de un mayor enfrentamiento, lo peor, sin que los que dicen ser líderes, de bando y bando, hagan algo por evitarlo… están dedicados a cubrir sus “necesidades”, insaciables.  Habrá que formar muy bien en ética a las próximas generaciones.

@doctorgoitia       

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