El príncipe Felipe de Edimburgo acompañó a la Reina Isabel II de Inglaterra durante 73 años, durante los cuales también reinaron los escándalos por sus infidelidades
Ser la de la realeza más rancia y mucho menos ser el esposo de la Reina Isabel II de Inglaterra impide montar los cuernos.
A través de diversas publicaciones se ha conocido parte de la lista de las amantes del príncipe Felipe de Edimburgo.
El hecho demuestra que la soberana tenía otro tipo de corona, además de la que la identificaba como soberana del Reino Unido.
El príncipe Felipe falleció en abril de este año, dejando a su paso un sinfín de escándalos que puso en riesgo a la monarquía en más de una ocasión.
El difunto esposo de la Reina Isabel II, estuvo rodeado de “amigas entrañables” durante su largo matrimonio. Algunas de estas relaciones fueron tan escandalosas que la monarca de Inglaterra tuvo que salir a desmentir los hechos por el bien de la corona.
Cobina Wright Jr.
Desde que conoció a la futura reina de Inglaterra en 1939, ya eran tres en la relación: Felipe, Isabel y la actriz norteamericana Cobina Wright Jr.
Aunque ella siempre se hizo la difícil, él la cortejó y hasta le hizo promesas de boda con un anillo de compromiso. Cobina terminó casándose con un millonario americano en 1941.
Lea también: La reina Isabel II entierra a su esposo el príncipe Felipe
Helene Cordet
La Camilla Parker de Felipe. Esta cantante de cabaret fue su principal amante, antes y después de su boda con la reina. Al quedarse embarazada, Felipe costeó los estudios de Max, su hijo.
Más tarde, en 1989, ante los rumores, Max tuvo que desmentir públicamente que por sus venas corriera sangre real.
Sasha, duquesa de Abercorn
Felipe no dudaba en compartirlo todo con sus amigos, hasta las mujeres. Su tío Louis Mountbatten, le cedió su amante, Sasha, duquesa de Abercorn y prima de la reina.
Años después, tío y sobrino compartieron cama y cariño con la hija de uno de los mejores amigos de Felipe.
Susan Ferguson
La madre de Fergie también fue íntima de Felipe. Su ex marido, Ronald Ferguson, llegó a afirmar a sus amistades que, mientras él jugaba al polo, su mujer y el duque jugaban a otras cosas. A su hija Sarah le gusta comentar que, el día en que se incendiaba el castillo de los Windsor, en noviembre de 1992, su madre y Felipe ardían de pasión en Argentina.
Romy Adlington
Una antigua novia de su hijo Eduardo, Romy, todavía recuerda con horror su primer fin de semana con la familia real. Ella sólo tenía 16 años, y Felipe, que ya había cumplido los 66, le dedicó miradas lascivas, guiños, caricias en el trasero e insistentes miradas a su escote.