jueves, marzo 28, 2024

Crisis y pobreza: cóctel que lleva al suicidio en Venezuela

Una inestabilidad generalizada invade la vida de los venezolanos, desatando tragedias familiares imposibles de reparar

Un país en crisis y una pandemia que agudiza los problemas de los venezolanos ha generado el incremento considerable de la tasa de suicidios en el país. El caos que se ha agravado en los últimos meses es el detonante de desequilibrios nerviosos hasta depresiones silenciosas que aceleran el colapso de los seres humanos.

Antonio Gómez* era un profesional de la computación, conocido por tener un excelente ánimo. Su familia lo define como el más optimista de todos, una palabra de aliento nunca faltaba ante las situaciones difíciles. Su personalidad comprensiva e inquieta no coincidía con lo que viviría en sus últimas semanas de vida.

Acostumbrado a trabajar en la casa de sus clientes, a resolver los gastos de su hogar y a tener el control de todo lo que hacía, así pasaban sus días, esforzándose diariamente porque la crisis del país no interfiriera en sus planes. La pandemia llegó pero no fue obstáculo para que continuara llevando sus servicios a domicilio, tomando las medidas adecuadas y evitar contagios por COVID-19.

Pero una de las tantas crisis que hacen mella en el país finalmente alcanzó el optimismo y el trabajo de Antonio. La escasez de gasolina y de agua afectaron su vida llevándolo a un cuadro de estrés y, posteriormente, a una crisis nerviosa. La mala calidad con la que venía el combustible dañó el motor de su carro, imposibilitando que continuara trabajando como lo hacía normalmente.

Pese a que con los ahorros continuaba manteniendo los gastos habituales de la casa, Gómez ya no se sentía cómodo y el estrés aumentaba progresivamente, a esto se le sumaron los constantes problemas por agua que sufren los caraqueños. La ausencia del servicio eléctrico también se añadió a la lista de preocupaciones que, pese a los consejos de sus familiares, fue deteriorando su salud mental. “No entraba en razón, ya no era él”, relató su sobrina para Impacto Venezuela.

La familia Gómez tiene antecedentes depresión, la madre y un hermano de Antonio fueron diagnosticados con trastorno depresivo, por eso reciben tratamiento médico. Finalmente, consultaron a la psiquiatra para que lo atendiera ante la crisis que estaba presentando y esta le recetó unas gotas para los nervios.

Su esposa se las daba a escondidas para evitar que se negara a tomárselas, pero esto no atacaba el problema, Antonio no dormía, no entraba en sí, incluso, su sobrina cuenta que tenía un comportamiento violento contra los vecinos que conoce hace muchos años.

“No miraba a los ojos, su mirada estaba completamente perdida,  no daba los buenos días. Mi tío no era una persona violenta”.

Valentina*, sobrina de Antonio

No tenía mejoría. La psiquiatra aumentó la dosis de las gotas, dos veces al día era medicado, pero la ausencia de sueño seguía, la mirada continuaba perdida y Antonio no recuperaba su estado de ánimo antiguo, aquella persona optimista y alegre ya no vislumbraba entre la familia.

Una respuesta… un poco tarde

Antonio no comía, no quería bañarse tampoco ir al baño. De acuerdo con los antecedentes, la familia Gómez ya intuía que eran síntomas de depresión. Ese jueves llamaron a la doctora y ella les pidió que lo llevaran a consulta el lunes para evaluarlo y, posteriormente, medicarlo ante la crisis que estaba sufriendo.

Llegó el domingo, Día de Las Madres, y él decidió ir a donde su mamá para compartir con ella, justo ese día sus familiares pensaban que estaba mucho mejor y que finalmente los medicamentos le estaban haciendo efecto, pero la mirada estaba mucho más perdida que antes.

Valentina estaba con su tío, pero este ya no prestaba atención a lo que le decía. Su cuerpo estaba a su lado pero su mente no. Sin embargo, logró que le prestara atención para que supiera que iba a su apartamento a bañarse, sin saber que sería la última vez que iba a hablar con él.

“Cuando fui a bañarme, no pasaron ni 20 minutos, estaba abriendo la llave de la regadera cuando escuché unos gritos en el estacionamiento, personas llorando y escuché la reja de mi pasillo abrirse, escuché a mi tía, a mi primo y salí corriendo, pensé que a mi abuela le había pasado algo. Cuando bajé estaba mi tío tirado en el piso. Aprovechó que los vecinos estaban haciendo un compartir con las madres del edificio para subirse al sexto piso que da a la platabanda y se lanzó”.

Su sobrina relató que durante un mes, Antonio subía todas las tardes, exactamente a las 05:00 p.m. a revisar el tanque de agua que estaba situado en la platabanda del edificio. “Lo tenía todo calculado, porque ese día los tendederos no tenían ropa, esperó que todos estuviéramos ocupados, subió a despedirse de mi abuela, lo tenía todo planeado”.

Antonio Gómez forma parte de las tristes y alarmantes estadísticas de suicidios en el país. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia han aumentado los suicidios desde que comenzó la cuarentena por COVID-19. En este 2020, hasta el 20 de junio, se han registrado 94 suicidios.

Infografía: Impacto Venezuela

Ante este desgarrador relato surgen varios interrogantes. Impacto Venezuela consultó a la psicóloga Nohely Molina quien destacó que cuando hay predisposición de genética asociada se debe estar alerta porque pueden presentarse actitudes y comportamientos frecuentes que pasan desapercibidos.

Molina recomienda tomar en cuenta las conductas y acciones de una persona cuando está sumergido en una crisis. Las conductas repetitivas, el insomnio. “El proceso psicoterapéutico con esos pacientes es similar al de pacientes drogodependientes, en el aspecto de que necesitan constante supervisión y refuerzo”, relató.

“Es más frecuente que las personas que atentan contra su vida se vean dentro de lo que consideramos normal. Por eso es que en ese tipo de casos alegan que estaban asistiendo al trabajo, conversaban con sus compañeros, pero al tener distorsiones cognitivas, cambios de ánimo drásticos, allí si hay indicios de que algo no está bien y se debe atacar”, explicó.

La experta señaló que hay casos en los que las familias detectan que algo no está bien pero no tienen las herramientas o los mecanismos para atender el problema, ya que implican exámenes, evaluaciones, las consultas psiquiátricas, terapias psicológicas, medicamentos, que muchas veces la situación económica impide que lo puedan costear. También deben evaluar la calidad de los psiquiátricos públicos y el costo de los centros privados.

Socialismo que llevó al suicidio

Venezuela es uno de los países con cifras rojas en temas de suicidios. Los números se han incrementado a la par de cómo ha aumentado la crisis humanitaria en el país. La incertidumbre económica. Escasez de productos básicos y el colapso del sistema de salud ha desatado problemas colaterales, elevando la cantidad de personas que terminan con su vida ante su incapacidad de solucionar los problemas.

Según el informe de OVV, Trujillo (20) lidera la tasa de suicidios este 2020, le sigue Lara (15), Aragua (13), Mérida (10) y Táchira (5). Además se determinó que la principal causa fue la crisis actual del país (33 suicidios), pero también se registraron personas con problemas depresivos (27) o con problemas en su relación con la pareja (25).

Infografía: Impacto Venezuela

Estimaciones del OVV arrojaron que entre 2015 y 2018 el número de suicidios pudo haber alcanzado entre 1.143 y 2889 casos. La crisis humanitaria en Venezuela: la pobreza, la dificultad upupáalimentaria, el desempleo, el deterioro de los servicios públicos, entre otros, pudo influir en el aumento de casos.

Roberto Briceño León, sociólogo y director del OVV, explicó que el suicidio pasó de ser una decisión individual relacionada con distintos factores de riesgo, a ser también un fenómeno de carácter social. Las condiciones de vida aumentaron la violencia estructural y también la violencia hacia ellos mismos.

“El suicidio es una decisión vinculada al presente pero también al futuro, porque al final la gente decide quitarse su futuro. Es un evento individual que se acrecienta en Venezuela y por eso comenzamos a buscar las irregularidades, las condiciones de la sociedad, de la naturaleza, los espacios, etc”, alertó.

Infografía: Impacto Venezuela

La crisis generada por el mal empleo de políticas públicas estatales alcanzó niveles extremos generando consecuencias en todos los ámbitos. La pobreza conllevó a la desnutrición, elevó los índices de delincuencia, pero también alteró el número de suicidios. Por eso, sugieren realizar campañas preventivas que incluyan a las comunidades, las instituciones, organizaciones, familiares e individuos. Estiman que si se conocen los factores de riesgo suicida, se puede evitar que haya más casos.

Ante esta situación, expertos instan al Estado a fortalecer el sistema de salud y las políticas en salud mental. Así como capacitar al personal sanitario, no especializado, para evaluar las conductas suicidas.

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