jueves, abril 18, 2024
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Luis Somaza
Luis Somaza
@LuisSomazaC

Consecuencias del abismo socioeconómico: Cada día más venezolanos deciden quitarse la vida
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Lamentablemente, las cifras de venezolanos que decidieron quitarse la vida han aumentado aceleradamente en Venezuela, cada vez más seguido escuchamos o leemos que un venezolano se quitó la vida para escapar de la desesperación causada por la crisis en el país. Muchas veces, el caos psicológico termina siendo mucho más fuerte que el físico y no hablarlo provoca la pérdida de algo irremediable.

Resulta indiscutible mencionar que, la llegada de la pandemia, solo empeoró más la crisis económica de los venezolanos; motivo por el cual, la muerte se ha visto como una opción para quienes sufren constantes ataques depresivos y de ansiedad.

Estas dos enfermedades tampoco pueden tratarse en nuestro país por la ausencia de políticas para la salud mental, así como por las carencias que existen en los hospitales psiquiátricos.

De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia el año 2020 cerró con 1150 suicidios, lo cual se resume en tres muertes diarias, en su mayoría, durante el periodo de confinamiento.

La desesperanza es uno de los principales indicativos de una persona que comienza a tener ataques depresivos, en conjunto con ataques de pánico, la crisis económica y sanitaria en Venezuela obliga a nuestra gente a que, más allá de dejar de comer, tengan que ver morir a un familiar por falta de oxígeno y con la culpa de no haber tenido el dinero para adquirir las bombonas que pudiesen haber protegido la vida de sus seres queridos.

Para tratar a un paciente con este padecimiento es necesario que recurra a terapias constantes; sin embargo, en una clínica cuestan más de 50$ cada una y, en los hospitales, no se dan abasto para ayudar a más víctimas de esta dictadura.

El viernes 16 de abril un hombre identificado como Mike Lamattina se bajó de su carro y se lanzó al vacío desde el distribuidor Altamira en la avenida Boyacá (Cota Mil). La misma semana en el Centro Comercial Millenium, un hombre que sufría de esquizofrenia se arrojó desde el último piso del edificio empresarial.

La falta de medicinas y de atención médica están generando zozobra en la población, nuestro país se está llenando de bodegones mientras más del 80% de la población sigue cobrando menos de 1$ al mes. La realidad es tan simple como aceptar que la gente no tiene la capacidad de sobrevivir a esta desgracia creada por Maduro.

En el Zulia, el activista por los derechos humanos Alejandro Urdaneta se quitó la vida el miércoles 14 de abril, publicó cortos mensajes en sus cuentas de Instagram y de WhatsApp para despedirse de sus contactos. Amigos confirmaron que Alejandro tenía episodios continuos de depresión y ansiedad.

De acuerdo a la ONG Cecodap, los niños y adolescentes tampoco escapan de este irreparable destino. En el informe presentado en este año 2021 se menciona que de 11 casos de suicidios registrados en 2014, pasaron a registrar 88 en 2019, reflejando un incremento de casi 1000% de afectados por esta situación.

Como padre duele leer que solo en el mes de mayo de 2020 (a poco tiempo de comenzar el confinamiento) se quitaron la vida cuatro niños y adolescentes, el más joven tenía solo 10 años.

La edad promedio de las víctimas osciló entre los 10 y 17 años, según la ONG, siendo la causa más común conflictos familiares que les ocasionaban alteraciones en el estado de ánimo y los condujeron a tomar decisiones irremediables.

Desde que el dictador prohibió en 2014 la publicación del anuario de mortalidad las ONG se han convertido en el blanco de la dictadura para perseguirlas y hostigarlas, nuestros activistas se tomaron la tarea de registrar las cifras que el régimen insiste en esconder para alertar a la población y a la comunidad internacional sobre esta realidad que se está cobrando la vida de cientos de miles de venezolanos.

La depresión, la ansiedad y los ataques de pánico son enfermedades serias, cuando escuchemos a un amigo, conocido o familiar  con historias desesperanzadoras debemos tender una mano, escuchar y ayudar, en caso de ser nosotros los afectados, debemos hablar, la muerte no es la solución.

Sabemos que la crisis arrincona y ataca más agresivamente en unos hogares más que en otros, a todos nos llena de indignación que la pandemia solo acelere el caos que Chávez y Maduro crearon en nuestro país, pero la esperanza, la lucha y el trabajo diario nos debe dar la fuerza necesaria para recuperar a Venezuela para que así, nos pueda brindar el futuro que todos merecemos.

Desde el Despacho de la Presidencia Encargada alertamos a los venezolanos sobre las consecuencias de mantener nuestras emociones en silencio, de refugiarse en la soledad en estos momentos tan duros. Escuchar a un amigo en un momento difícil puede salvar vidas y debemos ser promotores de la vida no de la muerte.

Seguimos trabajando de la mano con el Presidente Encargado, Juan Guaidó, para restablecer el orden y la democracia en nuestro país, no se trata de luchar por un líder político sino por la nación que todos queremos!

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