Los habitantes de Banco de Arena, La Punta y Palmarito en Cúcuta viven con el miedo en el cuerpo. Los grupos irregulares están asesinando a inocentes por el control del territorio. Esta vez les tocó a dos líderes comunales que se dirigían a una reunión y un grupo de las Autodefensas Gaitanistas los mataron de múltiples disparos
Dos líderes comunales de una zona rural de Cúcuta los asesinaron de múltiples disparos. Habitantes aseguran que los autores del crimen son miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).
Las víctimas responden a los nombres de Eliécer Sánchez Cáceres y Hernando Sogamoso.
Ambos recibieron varios impactos de bala cuando se dirigían a un encuentro con una organización internacional.
Estas organizaciones adelantan un plan para evitar el reclutamiento de menores de edad en zonas de conflicto.
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Sin embargo, la policía había asegurado al diario La Opinión de Cucuta, que ambas víctimas las asesinaron cuando se reunían con miembros del ELN.
Los habitantes del sector están indignados por estos sucesos y desmientes las versiones de la policía.
“Eso que dicen las autoridades que nosotros nos reunimos con actores armados, es estigmatizarnos y ponernos una lápida en el cuello”, aseguró un vecino que prefirió el anonimato.
Agrego: “nosotros les hemos dejado en claro, tanto a los ilegales como a la Policía y el Ejército, que no estamos con ninguno de ellos”.
Otras personas que se dirigían a esa reunión, cerca de Palmarito, se salvaron de morir, porque al escuchar los disparos, se devolvieron para sus casas.
Los habitantes de Banco de Arena, La Punta y Palmarito viven con el alma en la boca, pues los grupos irregulares están matando inocentes en su guerra por el control del territorio.
Aseguran que esto sucede especialmente con los gaitanistas, quienes se pasean tranquilamente por esos sectores y bajo la mirada inerte de la Policía y el Ejército.
Aseguran que hacen de las suyas y sin que alguien pueda reaccionar, denuncian los vecinos.
El miedo, la incertidumbre, el silencio y la desesperanza, recorren hoy cada rincón de la zona rural de Cúcuta.
Cúcuta colinda con Puerto Santander y la frontera con Venezuela.
Pocos se atreven a hablar de lo que está pasando en esos sectores, pues quien lo haga, sabe que queda sentenciado al destierro, la desaparición o la muerte.