Iberostar y Meliá donaron unos 24 millones de euros respondiendo a chantaje de Raúl Castro
Aunque el régimen cubano se ha negado a hacer públicos los costos de la obra y su procedencia, las empresas hoteleras españolas Iberostar y Meliá podrían haber aportado a la construcción del lujoso Centro Fidel Castro Ruz cerca de 24 millones de euros.
Cubanet, medio independiente cubano, asegura que un alto funcionario de Iberostar indicó, bajo condición de anonimato, que la cadena “habría aportado al proyecto unos 12 millones de euros, una suma ligeramente superior a la proporcionada por Meliá”.
El Centro se ubica en un palacete de finales del siglo XIX situado en el Vedado, una céntrica zona de La Habana; inició su construcción en 2016, desarrollándose sin interrupciones pese a la pandemia y grave crisis sanitaria que atraviesa la isla; fue inaugurado el 25 de noviembre de este año -cuando se cumplía el quinto aniversario de la muerte de Fidel Castro- y es, a todas luces otro más de los excesos de un régimen que no escatima en gastos cuando se trata de asuntos relacionados con la propaganda política y la manipulación ideológica.
Cuenta con moderna tecnología y elementos decorativos importados en su mayoría.
Chantaje de Castro
El directivo de Iberostar señaló que, a inicios de 2017, el entonces ministro de Turismo y el actual primer ministro cubano, Manuel Marrero, se reunió con los funcionarios de la cadena hotelera para pedirles ayuda con la obra, alegando que sería de gran atractivo para los turistas.
“Nosotros no quedamos muy convencidos. Sugerimos que se podía hacer en Punto Cero. ¿Quién no pagaría por recorrer Punto Cero? Punto Cero es el complejo donde vivía Fidel. Eso sería como la Disneylandia de Cuba. Marrero nos dijo que pensaría lo de Punto Cero, que lo hablaría con Raúl. Pasó un año y nada. En marzo de 2018 el propio Raúl Castro fue quien conversó con nosotros y ahí sí nos pidió directamente que contribuyéramos con el financiamiento y que eso lo tendrían en cuenta a la hora de tomar otras decisiones, es decir, era una cuestión de o me dan dinero o esto empieza a trabarse aquí”, afirmó la fuente.
La misma fuente añadió que Gabriel Escarrer, presidente de Meliá Internacional viajó a La Habana en mayo de 2018 para la Feria de Turismo. “Estuvo un par de días que los dedicó a reunirse con Raúl (Castro) para el asunto del financiamiento”. De igual forma, Miguel Fluxá, presidente de Iberostar, viajó por entonces a La Habana. “Fluxá puso de un tirón 5 millones de euros y se brindó para traer él mismo lo que hiciera falta, con eso preparó el terreno para los vuelos de Word2Fly (propiedad de la compañía) a La Habana, y todo lo demás”, detalló el funcionario.
¡Para los Castro, euros y dólares es lo que hay!
En esos vuelos, según confirmó CubaNet, arribaron a La Habana numerosos insumos tecnológicos destinados a equipar el Centro Fidel Castro. Otro funcionario consultado por el medio, esta vez del Ministerio de Turismo, aseguró que «no es la primera vez que Fluxá tiende una mano, es amigo de Raúl y los dos se tiran cabos constantemente. Fluxá aquí en Cuba hace lo que le da su gana, literalmente lo que le da su gana.
No obstante, fuentes cercanas a los financistas de la millonaria obra confirmaron que en ella contribuyeron igualmente al menos una veintena de empresas extranjeras y organizaciones de solidaridad con el régimen cubano con sede, principalmente, en Estados Unidos y Europa y, en especial, las españolas vinculadas al turismo, las cuales no solo habrían contribuido con grandes sumas de dinero sino con “favores”.
En el proceso también se recibieron fondos para “obras sociales” provenientes del Fondo Saudí para el Desarrollo que, en los últimos 20 años ha constribuido con poco más de 300 millones de dólares para la restauración de La Habana Vieja, a cargo de la Oficina del Historiador, principal responsable, a su vez, de las obras del Centro Fidel Castro.
Se estima que el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, que preside el que fue espía del G2, Fernando González Llort, pudo haber recaudado unos 23 millones de dólares a través de los Grupos de Solidaridad con Cuba.
La complicidad de emprensas hoteleras con el régimen cubano ocurre desde hace décadas, y actualmente tienen mayor visibilidad gracias a las redes sociales y a la prensa independiente.
