El venezolano y colombiano de a pie tendrá incidencias, aseguran que positivas con la reapertura progresiva de la frontera que ha sufrido grandes cambios desde hace siete años
El 26 de septiembre Venezuela y Colombia reabrieron el paso fronterizo entre ambos países; sin embargo, hay varias inquietudes al respecto sobre cómo beneficiaría a los ciudadanos de a pie estos nuevos cambios en los que se habilita el paso vehicular para transporte de carga de ambas naciones.
Recordemos que desde el 2015, la administración de Nicolás Maduro cerró el paso vehicular, lo que ocasionó un duro revés a las relaciones comerciales entre ambos países, así como para los venezolanos que acostumbraban adquirir los productos en Colombia.
La economía ilegal, los pasos ilícitos y las matracas se proliferaron desde el año 2015, lo cual se elevó aún más en el 2019, cuando Maduro rompió definitivamente las relaciones con el país fronterizo, las cuales se restablecieron cuando Gustavo Petro asumió la presidencia de Colombia.
Mientras para unos la interrupción del paso generaba grandes complicaciones, para otros se convertía en oportunidad de trabajo o una ventana de ingresos. Oficios que probablemente se verán mermados con la apertura del paso fronterizo.
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¿Cesaría el protocolo para ingresar?
Sellar pasaporte, tener un carnet fronterizo y hacer interminables colas, eran algunas de las dificultades que tenía el venezolano para poder pasar a Colombia durante los años de cierre de frontera, situación que no ocurría anteriormente porque tenían una tarjeta de circulación.
La tarjeta bolivariana era un pase entre ambos países, el cual le permitía la circulación libre de sus ciudadanos. Hasta el momento se desconoce si se mantendrán los requisitos que hasta ahora solicitan o podrían implementar un mecanismo similar a la tarjeta, para aliviar el ingreso de venezolanos, y colombianos a cada país.
¿Cómo es la vida del tachirense que cruza la frontera?
Jhon Escobar es un tachirense de nacimiento que ha tenido que reacomodar su vida a lo largo de los años ante la inestabilidad política y económica del país, que se agudiza al vivir en un estado fronterizo.
El oriundo de San Cristóbal tenía la facilidad de tener una vida comercial en Cúcuta, departamento de Colombia, ya que es un país considerado naturalmente mucho más económico que Venezuela. No obstante, desde el 2015, parte de ese dinero que se “ahorraba” debía destinarlo a caleteros, paramilitares, o incluso guerrilleros, dependiendo de los productos que debía transportar.
Los transportes de mercancía a pie fueron algunas de las nuevas alternativas que surgieron para aquellos que decidían comprar en Cúcuta; actividad que aumentó en demasía cuando la crisis en Venezuela originó la escasez de los productos de necesidades básicas.
El aumento desmedido de los precios derivó que los comerciantes del lado de Venezuela priorizaran llevar productos de Colombia para comercializarlos en el país que vivía una de las épocas más complicadas de su historia.
¿Alivio para el pequeño comerciante?
Esta actividad se mantiene como una de las principales ventanas económicas para el venezolano. De acuerdo a Jhon el 98% de los productos vendidos en Colombia son más económicos en Venezuela, por lo que es rentable revenderlos en el país, aun incluyendo la especie de “vacunas” y transportes amateur que deben pagar por el puente Simón Bolívar a las trochas para ingresarlos.
Es decir que los pequeños comerciantes tachirenses y de otros estados fronterizos del país tendrían un gran alivio con la apertura del paso vehicular y peatonal. Aunque los ciudadanos podían cruzar a pie el puente tenían algunas restricciones, ahora, hubo una extensión en el horario.
El cruce se da por medio de dos puntos fronterizos, que estarán habilitados a las 5.00 a. m. y a las 10.00 p. m., en el caso del paso peatonal, y de 10.00 a. m. a 6.00 p. m. para el transporte de carga. Aunque este horario está sujeto a la operación de cada puente y a las necesidades de ambas naciones vecinas.
¿Se acabó el negocio de las trochas?
Para nadie es un secreto que las prohibiciones generan una mayor actividad ilícita, ejemplo que se vivió durante muchísimos años en la frontera entre Venezuela y Colombia. El contrabando, las mafias, la matraca y una serie de “ayudantes”, se proliferaron en este transitado paso para que los venezolanos y colombianos continuaran realizando sus actividades.
Desde el contrabando de gasolina, hasta el pago de vacunas para pasar grandes cargas era lo que se veía a diario en esas trochas, en su mayoría controladas por paramilitares y guerrilleros que operan en la zona.
Ante esto, Jhon Escobar, comentó a Impacto Venezuela que estos cobros ilegales deberían mermar, ya que con el paso vehicular quede a poco se ha ido reactivando desde el 26 de septiembre, los ciudadanos van a preferir pagar algún impuesto en el puente, que pagar a los que controlan estos pasos irregulares.
¿El fin de la matraca?
Es decir, que para el tachirense que tiene una gran actividad en Cúcuta representa un gran alivio, sobretodo económico que la frontera comience a cesar sus controles, incluso, aseguró que esto ayudaría a cesar la matraca de aquellos funcionarios militares venezolanos que querían controlar la cantidad de productos que los ciudadanos adquieren desde Cúcuta.
“Una vecina traía unos perfumes para uso personal y los militares venezolanos no querían dejarle pasar los tres frascos porque decían que era para la venta, pero como ella no estaba dispuesta a dejarle los perfumes los estrelló contra el piso en plena frontera”, relató el tachirense.
La mayoría de los venezolanos desconfían de las autoridades militares que hacen vida en frontera, aseguran que lejos de garantizarle seguridad, con los propios funcionarios los encargados de quitarles la mercancías.
Es decir, que los nuevos parámetros que están por anunciarse luego de que se estabilice la reapertura de la frontera, podría significar mayor orden y garantía para los venezolanos que continuarán prefiriendo adquirir sus bienes en el país vecino.
