La inflación y el IGTF han hecho efectos perversos en los patrones de consumo. Aunque hay venezolanos que pueden pagar algunos precios, la gran mayoría no puede
La crisis económica no se ha ido de Venezuela y, aunque han pasado cosas para que haya quienes afirman que hubo cierta recuperación, la situación está lejos de ser superada, al punto que el consumo se ha visto afectado.
Para el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, “luego del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras y la eliminación de las transferencias internas en las cuentas custodias de los bancos, empieza un proceso de desequilibrio, la devaluación fue severa, pero lo más importante, es que los precios se dispararon de un manera muy superior al ingreso”.
En consecuencia, explicó que el consumidor se sometió a un paro «porque no puede pagar lo que están costando las cosas en el supermercado ni en los abastos» y menos en los bodegones.
En este sentido, en entrevista con Unión Radio, León dijo que el consumo en Venezuela, durante enero de este año, cayó entre 16% y 18%.
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Visiones distintas
Por su parte, el Centro de Estudios Agroalimentarios (C.E.A.), a través de su presidente Edison Arciniega, ofreció un reporte bianual de los índices de consumo de alimentos en el país, correspondiente a los años 2021 y 2022.
En el informe, Arciniega aclaró que, aunque “hoy se registra una recuperación importante en el consumo de alimentos”, la misma está “opacada por la enorme desigualdad social”.
Reveló que en materia de disposición alimentaria registraron un bache importante en enero de 2022 que significó “una ligera moderación o estancamiento de las tendencias” durante todo este año.
Destacó, en declaraciones a los medios, que los bloques de mayor consumo fueron los cereales, seguidos por raíces, tubérculos y feculentos. También refirió una recuperación considerable en frutas tropicales, así como en el consumo de carne.
Además, resaltó la disminución de la intervención del Estado en materia alimentaria, aseverando que los venezolanos, a partir de 2021, han empezado a valerse por sí mismos en términos de lo que comen.
“En 2021 96% de lo que comen los venezolanos lo adquieren por sí mismo, el resto los proveyó el Estado. En el 2022 fue de 96,8%”, destacó.
El experto en materia agroalimentaria también atribuyó al último año dos tendencias que, a su juicio, son muy importante: “un mayor peso del mercado respecto al Clap, que se mantuvo en volúmenes, pero perdió peso proporcional; y el incremento del consumo de pollo, estimado en 721 mil toneladas métricas”.
Clap y combos de proteínas
El experto ahondó además en cifras de familias receptoras del Clap en los últimos 24 meses.
En términos globales, apuntó, “el Clap se ha mantenido, casi siempre, por encima de 40% de los hogares recibiendo asignaciones del Estado. Es una política pública con perspectiva de permanencia y perspectiva de coberturas universales con continuidad”.
Tras subrayar que las familias estarían recibiendo el Clap al menos bimensualmente, Arciniega enfatizó que el número de kilogramos promedio por familia nunca supera los 9.10 kilogramos por combo, y nunca es menor a los 7.6 kilogramos por combo.
Dijo que sigue siendo poco para las necesidades nutricionales de una familia.
En el caso de los combos proteicos, comparó que mientras el Clap, en el primer semestre de 2021, suministró 139 mil toneladas de alimentos, los combos proteicos suministraron 11.887 toneladas.
“Los requerimientos de alimentos de Venezuela por mes es cercano al millón de toneladas métricas de alimento, y el Clap en un semestre distribuyó 139 mil toneladas. No marca la diferencia en cuanto a los requerimientos de los venezolanos”, manifestó.
Consumo vs. desigualdad
El analista agregó que los números de consumo per cápita en 2021 rondaron los 301,89 kilogramos.
Según su estudio, para el 2022, pasaron a 361 kilogramos, un aumento de casi 62 kilos. “Hay un salto importante en el consumo de carne de res, casi 3.800 gramos; consumo de pollo: 26 kilos ahora, antes 14; huevos: 20 kilogramos”, dijo.
Sobre estos datos, destacó un mapa de una recuperación importante del consumo de los venezolanos, pero escondido por la desigualdad. “Los alimentos no se distribuyen equitativamente entre todos los venezolanos”, cuestionó.
