Pasó de ser una ciudad cosmopolita, bella y cuidada al alberge de malandros, sin agua en el grifo y un metro en franca decadencia
El contraste es estremecedor. De la Caracas culta, de elegancia urbanística y arquitectónica, de avanzada en servicios públicos, de avenidas e infraestructura moderna, poco queda.
Es así como el valle montañoso del norte, el cerro de Ávila o las mismas torres gemelas de 225 de altura en el Parque Central observan a manera de testigos atónitos como ese que fue el centro comercial y cultural de los años 80′ y 90′ entristece su mirada.
De ser referente en el Global Cities Index 2019 de las ciudades más competitivas del mundo y considerada una ciudad global en desarrollo por La Red de Investigación de Globalización y Ciudades del Mundo.
Además, ocupar una posición destacada en el Top Global Fashion Capital, tener en su área metropolitana el mayor PIB nominal y per cápita del país.
Y ser el centro del poder político y económico de Venezuela en el siglo XIX, la ciudad se ha desdibujado y se estancó en un letargo del que no se sabe cuando saldrá.
«Había lugares abiertos toda la noche, areperas toda la noche, tuvimos festivales internacionales de teatro, vino todo el mundo cultural del momento internacional, vimos conciertos de primera línea, una ciudad muy animada y festiva», cuenta el periodista, escritor y columnista caraqueño, Alonso Moleiro para el portal Tal Cual.
Duele que de sus cinco municipios, en su censo más reciente (2011) daba cuenta de 2,923 959 habitantes, varios estudios afirman que este número podría haberse reducido considerablemente por el éxodo masivo de venezolanos entre el 2015 y el 2020.
Entre las más violentas del mundo
Caracas cerró el 2019 como la tercera ciudad más violenta y peligrosa del mundo con 76 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal (CCSPJP).
La violencia en la ciudad comenzó a crecer a partir de finales de la década de 1980, y se ha venido acentuando en los últimos 35 años.
Incluso, el homicidio, según la OPS, desplazó a los accidentes de tránsito como primera causa de muerte entre hombres en edades comprendidas entre los 15 y los 29 años.
Por su parte la criminalidad constituye el principal problema y preocupación de los habitantes de Caracas.
En este sentido el Observatorio Venezolano de Violencia reporta que el 90% de las víctimas de los crímenes en Caracas son hombres.
Ciudad de delitos
Cada semana se registran al menos 800 delitos en la ciudad, de los cuales se producían aproximadamente nueve homicidios por día en el área metropolitana.
De la misma manera, el robo, el hurto de vehículos y los secuestros, tanto express como tradicionales también han aumentado y los agentes del Estado se ubican entre los principales victimarios.
No en vano la Corte Penal Internacional investiga los posibles crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela cometidos en hechos protagonizados por su policía y ejército.
En lo que respecta al índice de precios, la actual crisis económica ha hecho que Caracas pase de ser la capital más cara del mundo para expatriados en 2014 a la más económica en 2018.
La Caracas de bandas delincuenciales
Caracas se sume también en enfrentamientos con bandas criminales, es noticia mundial por el dominio delictivo de la banda del “Koki” en la Cota 905.
Tiroteos terminan con muertos de lado (de la policía y de la delincuencia), y no faltan disparos que terminan hiriendo o matado a los habitantes del sector.
Hay miedo con cada operativo, las casas de la comunidad se convierten en trincheras y las noches en espantosas jornadas donde hay que dormir bajo las camas para protegerse de una bala perdida.
La Cota 905 y otras zonas del oeste de Caracas son alcanzadas por la violencia sembrada por estas organizaciones delictivas, que el gobierno vincula, con un presunto complot de la oposición para “desestabilizar” al Maduro.
Crisis del transporte público
Otra forma de violentar Caracas es la condición de su transporte público. Largas colas en las paradas para entrar como para salir de sus comunidades y altas tarifas para abordar las pocas unidades que aún funcionan, son la característica.
Es un servicio en estado de emergencia. Sin contar que no hay gasolina, aceite, repuestos ni cauchos accesibles.
Y ni que hablar del metro de Caracas, que fue uno de los subterráneos más modernos de América Latina.
Como a tantas otras cosas, también lo ha golpeado la crisis económica de Venezuela, apenas quedan escaleras mecánicas en funcionamiento.
Las taquillas en las que venden los tickets están cerradas y las máquinas expendedoras de billetes, fuera de servicio. Así que toca montar en el subterráneo gratis, sobrepasando unos torniquetes que ahora son un vestigio inútil.
Y a pesar de sus 60 mil bolívares de pasaje (unos 0’015 al cambio. La tarjeta vale 2.500.000 bolívares por 20 pasajes) muchos siguen usándolo gratis pues como el papel en el que se imprime cuesta más que el precio del billete. Hace meses que no hay tickets y rige el acceso libre.
Muchos preferirían pagarlo para que sus condiciones de mantenimiento fueran mejores…
Ese metro que durante años fue un motivo de orgullo para los habitantes de la capital venezolana.
Entre tras por sus limpias y amplias instalaciones, bellas obras de arte, puntualidad de sus trenes y lleno de civismo, es ahora un muladar de andenes, pasillos y trenes sucios, deteriorados y aglomerados.
Y bueno, qué decir de los apagones eléctricos que obligan a cerrar el servicio por horas o días.
Crisis de los servicios públicos
Caracas, según expertos, dejó de cubrir las necesidades de sus ciudadanos.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos, en un 55% de los hogares, el agua falta entre 1 y 4 días por semana.
«El crecimiento de Caracas viene dado por el automóvil, por la explosión de la inversión en petróleo y por la voracidad de crecimiento de una ciudad que veía llegar a pobladores del interior del país en busca de mejor calidad de vida. El cénit de Caracas, quizá, está entre los 90 y el 2000. Entramos al 2000 prácticamente sin falta de servicios públicos», describe también para Tal Cual, Luis Fornez, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela.
La revista The Economist ubicó este año a Caracas entre las 10 peores ciudades del mundo para vivir, una lista en la que evalúa factores como la delincuencia, transporte, acceso a la educación y salud, así como la estabilidad política y económica.
Hacen falta espacios públicos para la movilidad y diversión del caraqueño. La Caracas de tráfico suave, de poca gente, muere, salvo unos cuantos focos, pero, en general la ciudad está perdiendo la alegría en actividad social.
“De acuerdo con el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos, en un 55% de los hogares, el agua falta entre 1 y 4 días por semana”.
OBSERVATORIO VENEZOLANOS DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS
Pero, hay buenas noticias, hay esperanza
Caracas es una ciudad que se puede recuperar relativamente rápido, porque la infraestructura está, porque lo que está hecho se puede rescatar.
Pero, principalmente, se puede rescatar por esa gente de fuerza, de empuje, decisión y resiliente que ahora caracteriza a Caracas y a Venezuela en general.
Ciudadanos de ejemplo y fortaleza, en medio de un país que ahora se alista para un diálogo entre opositores y Gobierno que les da otro tipo de esperanza.
