viernes, abril 19, 2024
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Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

Bogotazo: conspiración rusa-cubana-venezolana
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Verdades ocultas de la más sangrienta masacre acontecida en Colombia y Latinoamérica.

Los cubanos Fidel Castro y Rafael Del Pino, en complicidad con el venezolano Rómulo Betancourt, trabajando para Stalin -financiados por rusos espías de la NKVD, madre de la KGB- son los culpables del asesinato de Gaitán y de otros 4 mil muertos que cayeron en aquel Bogotazo.

Stalin incrementó las actividades de la inteligencia extranjera de la NKVD y bajo sus instrucciones la inteligencia soviética creó redes infiltrando agentes a través de la Internacional Comunista.

El dictador soviético era un ególatra que no soportaba la idea de que en el mundo pudieran existir líderes que le superaran en popularidad y para eso planeó atentar contra el General George Marshall y acabar con Jorge Eliecer Gaitán.

Marshall, era el Secretario de Estado de los Estados Unidos, legendario héroe de la Segunda Guerra Mundial, autor del Plan Marshall que había salvado a Europa del hambre y la había colocado en el camino de la recuperación económica; quien estaría en la IX Conferencia Panamericana, donde se crearía la OEA, evento en el que Marshall propondría frenar la invasión del comunismo en los países americanos.

Gaitán, ganaba tanto prestigio como líder popular, que ya estaba siendo identificado como un socialista notable, reconociéndosele más allá de las fronteras colombianas.

Geopolítica pura y siniestra: Stalin no estaba dispuesto a permitir que Marshall y Gaitán brillaran más que él. Los dos debían morir; al final lograron asesinar sólo a Gaitán, porque Marshall estaba muy bien protegido por la policía y la CIA.

A propósito de la CIA: el 2 de febrero de aquel 1948, informó al Coronel Virgilio Barco Céspedes, comisionado Subdirector de la Policía y encargado de la seguridad de la IX Conferencia Panamericana, que los comunistas tenían un plan para hacerse manifestaciones públicas y ataques para sabotear el evento, incluyéndose atentar contra líderes asistentes y colombianos. Plan saboteador que habían descubierto era financiado por los rusos.

Stalin, a través de sus infiltrados en la Internacional Comunista, promovió la idea de que se hiciera un Encuentro Latinoamericano de Estudiantes paralelo a la IX Conferencia Panamericana, dicho congreso estudiantil tendría la fachada de que era organizado y financiado por la juventud peronista argentina.

Los tentáculos soviéticos hicieron llegar dinero a los argentinos, cubanos, y venezolanos.

La avanzada peronista llegó a Bogotá con el encargo de organizar el encuentro, junto a estudiantes colombianos afines al partido comunista y los socialistas liberales.

En la Habana “ayudaron” a Fidel Castro y Rafael Del Pino Siero para que pudieran viajar a Suramérica. Estos dos tenían el encargo de colarse en el encuentro de estudiantes, pues Fidel Castro y Rafael Del Pino no estaban invitados al Congreso Estudiantil; los representantes oficiales cubanos eran Enrique Ovares y Alfredo Guevara que eran los reconocidos directivos de la Federación de Estudiantes de Cuba.

Fidel y Rafael no viajaron directo a Bogotá, volaron a Caracas. ¿Por qué/Para qué? En la capital venezolana acudieron a encontrarse con  Rómulo Betancourt, líder izquierdista que había sido escogido presidente de la delegación de Venezuela a la IX Conferencia Panamericana.

Rómulo Betancourt, quien era el jefe del Partido de Acción Democrática, había ofrecido, con el apoyo irrestricto de sus compañeros, hombres y armas para derrocar al presidente Ospina Pérez. Venezolanos con uniformes del Ejército de Colombia ingresarían al territorio nacional para reforzar la revuelta una vez se presentara. La ocasión más propicia la ofrecía la conferencia internacional, cuyo saboteo marcaría el inicio de las acciones.

Rómulo, en la víspera de su partida, se reunió con Fidel Castro y Rafael Del Pino, a quienes dio sólidos apoyos; el 29 de marzo, al tiempo en que el venezolano aterrizaba en Bogotá, Fidel y Rafael entraban a Colombia por Medellín.

Cuando los cubanos llegaron a Bogotá fueron recibidos por el francés Demmon que traía más de 50,000 dólares que le habían llegado a través del tentáculo ruso en Paris, para que se hiciera agitación comunista durante la Conferencia.

Fidel y Rafael se pusieron en contacto con el argentino senador peronista Diego Luis Molinari -recomendados por el cubano José Pardo Llada (dirigente del partido Ortodoxo y amigo de Fidel) a quien el argentino había conocido en la Habana en ocasión de éste ir a invitar a los líderes de la Federación de Estudiantes Universitarios, Ovares y Guevara; accediendo el argentino a la petición de Fidel de que él y Rafael fueran incorporados a la delegación estudiantil cubana.

Logrado el objetivo de meterse entre los estudiantes que harían el congreso antimperialista, Fidel y Rafael dieron el siguiente paso: contactar a quien les haría llegar a Gaitán. En el hotel Claridge (de la calle 16, a 3 cuadras de la carrera 7ma) donde el francés los hospedó, conocieron al contacto que les viabilizó poder llegarle a Gaitán. Demmon se les apareció con el ruso Savitsky.

Stanislav Savitsky, quien al llegar a tierras americanas eliminó el Stanislav para despistar y se hizo llamar Silvestre Savinsky, fue un sargento soviético a quien Lenin envió a la China a comprar comida para abastecer al empobrecido pueblo ruso. Sin embargo, Savitsky se robó el dinero y jamás llegó a Pekín. Se fue para Tokio, Japón, de donde viajó a Panamá, y de ahí saltó a Colombia.

Ya en Bogotá, y para hacerse notar entre los jóvenes inconformes empezó a propagar ideas bolcheviques. A su alrededor surgió un círculo de seguidores, entre ellos: José del Mar, Gabriel Turbay y Luis Tejada; intelectuales muy destacados en el recién nacido Partido Socialista Revolucionario que apenas llevaba un año de creado. Savitsky logró que le dieran vitrina en la conferencia del 1 de mayo de 1924 del Partido Socialista, influyendo para que se comprometieran con las tesis de la Internacional Comunista.

¿Y qué pasó? Silvestre Savitsky destruyó aquel Partido Socialista Revolucionario; encantando al cronista Luis Tejada y al poeta Luis Vidales creó el Partido Comunista Colombiano.

Pero Savitsky quería más, pretendía que lo idolatraran como a Lenin, y para ello tendría que actuar parecido y alcanzar iguales “logros”: el estallido de una Revolución Bolchevique en Colombia.

Silvestre Savitsky había aceptado tal misión, motivado por varias razones: porque espías soviéticos le aseguraron que Stalin le perdonaría aquella traición que Savinsky le hizo a Lenin (Stalin y Lenin nunca comulgaron) para que así viviera sin temor a que le ajusticiaran por ladrón-traidor; ya que Savitsky sabía que una explosión social desencadenaría su anhelada revolución “a lo bolchevique” en Colombia; y porque Savinsky  -que para ese entonces era masón- utilizaría a sus amigos masones liberales que eran “hermanos” de la logia Veritas Vincit 13 de la masonería bogotana, donde Gaitán había sido aceptado desde el 11 de noviembre de 1939 y alcanzó el 2do grado de masón unas semanas antes de su asesinato. Savitsky logró que masones liberales llevaran a Fidel y Rafael hasta la oficina de Gaitán el 8 de abril.

En esa reunión entre los cubanos y Gaitán, donde Fidel lo invitó a que el caudillo les acompañara en la inauguración del Congreso de Estudiantes, acordaron volverse a reunir al otro día para conversar sobre los detalles del supuesto evento donde Gaitán daría un discurso.

Aquel 9 de abril, faltando minutos para la 1 de la tarde, Rafael Del Pino y Fidel Castro, se apostaron junto a la Droguería Granada, desde donde vieron a Roa Sierra, quien esperaba a Gaitán para que le diera una recomendación que le ayudara a conseguir un trabajo.

Gaitán apareció junto con sus amigos Plinio Mendoza Neira y Eliseo Cruz. Era la 1:05 pm. Rafael del Pino le disparó a Gaitán y Fidel Castro empujó a Roa Sierra a la Droguería; gritándoles a la gente que se amontonó, diciéndoles que Roa había matado a Gaitán. Entonces la turba iracunda lo recibió con una golpiza inclemente, le amarraron y lo arrastraron hasta llevarlo al Palacio Presidencial; mientras Fidel y Rafael se alejaban por la 7ª tras cumplir la misión para la que habían sido entrenados por los rusos.

Las restantes acciones fueron llevadas a cabo con igual precisión: agitar a los estudiantes para que se sumaran a la destrucción, estuvieron en la 5ta Estación de la Policía donde se armaron y dispararon contra soldados que cuidaban el Congreso.

La CIA y el Ejército desataron una cacería buscando a unos “rusos” que estaban al frente del caos para sabotear la IX Cumbre Panamericana, y por eso nunca dieron con Fidel Castro y Rafael del Pino porque eran cubanos y estaban tras unos rusos.

Fidel y Rafael buscaron al mexicano Lombardo Toledano, presidente de los sindicatos de México, quien había llegado a Bogotá dizque a comprar unos toros de lidia, quien se los llevó en su avión, el domingo 11 de abril, sacándolos rápidamente a Panamá, para librarlos de cualquier sindicación que les hicieran.

Esas fueron las confesiones de Rafael Del Pino, años después, en Miami, durante conversación sostenida entre Rafael Del Pino y Miguel Santamaría Dávila: abogado, exparlamentario, exgobernador, exdiplomático, expresidente de la federación de Ganaderos de Colombia y de la Confederación Internacional de Ganaderos, coronel de la reserva del ejército colombiano, y actual presidente de la Sociedad Bolivariana de Colombia.

En México, mientras Fidel Castro preparaba su expedición para iniciar la lucha guerrillera en Cuba, Fidel y Rafael discutieron y se enemistaron.

Rafael Del Pino que tenía ciudadanía norteamericana fijó su residencia en Miami. Sin embargo, Fidel Castro le tendió una trampa: ya siendo presidente de Cuba, y pretextando limar asperezas y restaurar la amistad, lo invitó a la Habana, en julio de 1959, cuando Rafael Del Pino bajó del avión lo arrestaron con la acusación de complicidad en la fuga de contrarrevolucionarios en Cuba y en el juicio al estilo marxista que le hicieron lo condenaron a 30 años de prisión política. El 8 de agosto de 1977 apareció ahorcado en una celda de la prisión Combinado del Este de la Habana.

Así Fidel Castro pretendió ocultar sus acciones en Bogotá, el asesinato de Gaitán y las muertes de los soldados que mató, el caos al que empujó a los bogotanos; experimentando la viabilidad de alzamientos armados para derrocar gobiernos democráticos.

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