“¿Por qué no se suspendió el espectáculo?, ¿Por qué se permitió que el preso continuara con su negocio?; ¿Acaso, si todo el concierto se hubiera dado sin ningún contratiempo, la Fiscalía habría hecho una investigación?”, se pregunta la ONG
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) denunció que el Gobierno de Nicolás Maduro sabía que “un preso” estaba detrás de la organización del concierto del cantante Romeo Santos, el cual ha desatado un escándalo de magnitudes nunca vistas en eventos como estos en el país, incluso con personas detenidas y acusadas de varios delitos.
“Desde el Observatorio Venezolano de Prisiones(OVP) hemos observado y analizado los hechos que el mismo Gobierno ha informado y vemos que desde el 30 de noviembre, es decir, 10 días antes del concierto, ya tenían conocimiento de que este privado de libertad gozaba de privilegios y estaba organizando dicho concierto”, señala la ONG en su página web.
Se refiere a Juan Carlos Araujo Durán, director de la empresa Solid Show, organizadora del concierto de Romeo Santos, quien está preso por tráfico de droga, en el Centro de Formación de Hombre Nuevos Simón Bolívar, ubicada en El Paraíso (en Caracas).
En este sentido, el OVP se hace varias preguntas. “¿Por qué no se suspendió el espectáculo?, ¿Por qué se permitió que el preso continuara con su negocio?; ¿Acaso, si todo el concierto se hubiera dado sin ningún contratiempo, la Fiscalía habría hecho una investigación? ¿La fiscalía habría informado que el preso es quien estaba detrás de este show?”.
De hecho, el MP anunció la detención de la directiva del mencionado penal, por delitos de corrupción, precisamente, porque permitieron la salida de Araujo Durán, en varias ocasiones.
Para la organización especializada en el sistema de prisiones de Venezuela, “cuando se observa esta clase de hechos es que reafirmamos que todas las irregularidades que ocurren dentro de los penales venezolanos son de conocimiento del Ministerio de Servicio Penitenciario y además son consentidas por el régimen”.
Por otra parte, el observatorio rechazó que “este recluso, considerado de alta peligrosidad por el tipo de delito y grado de peligrosidad, condenado a una pena de 30 años, pueda estar en ese penal que no cumple con las mínimas medidas de seguridad”.
Recordó que Araujo Durán “tiene sentencia firme, por lo que debe estar en una cárcel de cumplimiento de pena; es decir, un centro penitenciario de máxima seguridad”, remarcó.
relata el OVP que Araujo “tras ser detenido, fue enviado a la cárcel de El Rodeo, en el estado Miranda, donde debió permanecer. Entonces, preguntamos nuevamente: ¿con qué finalidad fue trasladado al antiguo anexo de damas de La Planta?”.
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Prisión que no tiene seguridad
La ONG también recordó que “en el año 2019 en ese centro de reclusión se registró la fuga de unos narcotraficantes mexicanos pertenecientes al Cártel de Sinaloa”.
En esa oportunidad, el director del OVP, Humberto Prado, indicaba: “esta cárcel no cuenta con el personal debidamente formado para la seguridad interna y externa para este perfil de privados de libertad. Las paredes de construcción de este recinto no son de concreto grueso, ni cumple con los estándares para ser un recinto de máxima seguridad donde deben estar estos presos, las paredes simplemente son de bloques”.
Por lo tanto, la ONG exhorta al “Ministerio Público a que la investigación no quede solamente en el director del penal, sino que se debe investigar a la cadena de mando del Ministerio Penitenciario, que tenía conocimiento de estas irregularidades diez días antes de haberse realizado el concierto”.
Destaca la entidad que “la seguridad de los penales en Venezuela tiene una dualidad en la responsabilidad: la externa, que es responsabilidad de la Guardia Nacional, y la interna a cargo del Ministerio Penitenciario”.
Además, el observatorio recordó las palabras del ministro del Interior, Remigio Ceballos, con la reciente operación Gran Cacique Guaicaipuro y la toma de siete penales en todo el país: “Hemos acabado en Venezuela con las estructuras criminales denominadas pranatos. Eso se acabó”.
“La lengua es el castigo del cuerpo”, citó la ONG para finalizar.
