lunes, abril 29, 2024

Aprenda a liderar como hacen los pingüinos

Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

Si algo caracteriza a estas aves no voladoras es su excepcional trabajo en equipo y la forma en que perseveran en sus propósitos. Erguidos, alcanzan metas y nos enseñan lecciones para adaptarnos a la globalización

Los pingüinos son líderes natos. Si tuvieran una empresa, sabrían mantener el fuego interior, contagiando a todos los integrantes del equipo para posicionar productos en el mercado, y obtener así éxitos rutilantes es estratégico y sustancial en el entorno empresarial.

Mantenerse erguido en las permanentes circunstancias de riesgo y, por supuesto, con la frente en alto y los pies en la tierra, son pilares básicos para ejercer un liderazgo proactivo y funcional en procura de alcanzar éxitos consecuenciales y sucesivos.

Los bancos de hielo sirven de morada espectacular a los pingüinos, líderes en permanentes niveles de riesgo, en un hábitat de continentes helados y condiciones extremas.

Allí el viento alcanza hasta 300 kilómetros por hora y la temperatura hasta 50 grados bajo cero y donde, por las hostiles situaciones, se vuelven más temibles sus predadores: leopardos marinos, tiburones y orcas, ante la escasez de alimentos.

Los pingüinos saben rodearse

Para protegerse de la adversidad del frío, los pingüinos se congregan formando círculos “de calidad” en perfeccionamiento constante y dinámica ininterrumpida, que les asegura avanzar con seguridad, contrarrestar las bajas temperaturas y trabajar en perfecta formación militar de equipo.

El trabajo en equipo provee seguridad a todos. Están prohibidas las luchas debido al riesgo para la cría; los machos belicosos o muy independientes son separados enseguida por otros, encargados de mantener la paz interna.

Aquellos cuyas plumas se cubren de hielo, es decir que están sufriendo mayores embates del entorno y se localizan en los bordes extremos, van paulatinamente ingresando en el núcleo para obtener la valiosa ventaja competitiva del calor del centro del círculo.

El fuego interior

Hace milenios se inventó la formación “tortuga”, propia de las legiones romanas, orientada a arremeter con fuerza contra la hostilidad enemiga.

Los que normalmente van por el contorno circular hacen pantalla contra el viento y protegen a los demás del inclemente frío.

El círculo va girando armónicamente hasta que se garantiza que todos disfruten del fuego interior pues al llenarse del calor interno de la organización tienen asegurada su supervivencia.

Con grupos o colonias desde 300 hasta cien mil individuos, caminando elegantemente sobre los témpanos, hacen prevalecer sus propósitos y enfrentan de manera exitosa a las más absurdas contingencias. Son animales espléndidos.

De todas sus peculiaridades de liderazgo en situaciones extremas, el pingüino emperador no solo anida en el continente antártico, sino que lo hace durante el invierno austral cuando la temperatura es menos de cuarenta grados bajo cero.

Sentido de responsabilidad único

El trabajo en equipo entre pingüinos resulta memorable. Los huevos son incubados entre las patas de los padres, mientras que las madres, después de poner, retornan al mar de inmediato. La incubación toma hasta sesenta y cuatro días.

El sentido de responsabilidad es trascendente. Los padres pierden el cuarenta por ciento de su peso durante los 115 días que pasan sin comer, pero son relevados por las madres, que atienden a la cría por veinticuatro días.

Ambos padres continúan alternándose y alimentando a los pichones durante cien días. Se alimentan de peces, los cuales persiguen nadando a profundidades de cincuenta metros bajo la superficie.

Son líderes todoterreno. El pingüino rey, por su parte, es el segundo mayor después del emperador. Se muestra talentoso en todos sus quehaceres. Erguido, enfrenta sus eventualidades. Ejerce un liderazgo de maravillosa elegancia, con las “patas” en la superficie y la mirada frontal.

Sana competencia

En la globalización económica imperante se hace necesario competir con constante fuego interior, adaptarse rápidamente a las transformaciones desencadenadas.

Desplegar esfuerzos progresivos continuados y armónicos y en equipo. Asimilar la intensidad del mercado.

Hay que ser elegante en todos los movimientos por difícil que sea la hostilidad. Colocarse el frac cuando las condiciones son hostiles, y asemejarse a un pingüino en medio de las inhóspitas condiciones circundantes.

Debemos ser como pingüinos

Impactar el medio y no ser impactado por éste. Avanzar en equipo con la frente en alto y los pies en la tierra, con elegancia y fuego interior. Eso para garantizar un viaje empresarial de triunfo en triunfo, adaptándose a las condiciones, por extremas que sean, para conquistar una nueva victoria.

Las determinaciones profundas que se tomen en medio de los temporales de riesgo tienen que buscar líderes que permanezcan erguidos. También elegantes y con la frente en alto y poniéndole el pecho a la brisa.

Fuente: Diners

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