Los dos bandos juegan sus cartas bien diferenciadas, pero parece que es el momento de retomar el diálogo, esta vez con Francia como intermediador principal
Por los vientos que soplan, parece que el chavismo y la oposición se sentarán de nuevo en una mesa de diálogo para tratar de limar diferencias, algo que desde hace años se era impensable. Cada bando tiene sus banderas y cartas ocultas, pero la intención de negociar existe.
Por el lado de la Administración de Maduro empieza a ventilarse cada vez más la “apertura” hacia un proceso, ya no bajo la condición sine qua non de la “libertad para Saab”, pero sí de la de la flexibilización o eliminación absoluta de las sanciones, o del “bloqueo económico”, como la parte oficialista lo denomina.
Esto además entusiasmados por el ligero refrescamiento de imagen que tiene Maduro, según las encuestas, que lo hacen ver como virtual ganador de unas elecciones presidenciales, si estas se realizaran hoy. Por eso el ánimo hasta de adelantarlas para el primer semestre de 2024, lo que el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha descarta tímidamente hasta ahora. Abonado a que en la oposición no se ponen de acuerdo ni en la fecha para unas primarias, mucho menos a designar a un candidato único por consenso.
En este sentido, el segundo del chavismo, Diosdado Cabello, le vuelve a enseñar el cebo a la Plataforma Unitaria, proponiéndole que se sienten a dialogar si lo que quieren es un cambio, pero “democrático”. Pero aclaro que el chavismo “no se sienta en la mesa de diálogo para capitular, sino para que ellos entiendan que esta revolución es para largo”.
Cabello señaló durante su programa Con el mazo dando: “Sentarnos a negociar o hablar con quien sea no implica para nada ni capitular ni rendirnos; al contrario, nos queremos sentar con ustedes para que entiendan que esta revolución es para largo, que nosotros llegamos aquí para quedarnos, que por las malas no van a poder y por las buenas tampoco, porque no nos van a ganar nada”.
A lo que remató con la guinda: “El problema de la oposición es que ellos le han dicho al mundo que nosotros estamos desesperados por entregar, que la revolución ya de una vez dice dónde firmo para irme y es una gran equivocación”.
Así, de primera, después de estas declaraciones, parece que no valiera la pena sentarse ni siquiera a saludar, pero en la oposición también hay razones de peso para pensarlo.
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A más de un año del fracaso de las negociaciones en México, cuando el gobierno se paró intempestivamente de la mesa, las fuerzas opositoras, sin un líder no tan visible como para ese entonces, vuelve a tener optimismo. Se cree más plural y optimista con nuevos intermediadores en escena, como por ejemplo Francia. Tanto que se atreven a decir que Maduro mordió el peine mostrado por el presidente galo, Emmanuel Macron, quien lo invitó en la Cumbre del Clima a retomar el diálogo, y “este acepto”.
Pero qué hay concreto de la mesa
El pasado viernes 11, los jefes de las delegaciones para el diálogo, Gerardo Blyde (oposición) y Jorge Rodríguez (gobierno) retomaron conversaciones en París, en el marco del Foro por la Paz, para ponerse de acuerdo al respecto.
Con el gobierno francés como auspiciador del acercamiento, se produce de nuevo expectativas para que reactiven las negociaciones entre las partes, congeladas desde octubre de 2021.
Adicional, se espera que en el proceso también participen los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Argentina, Alberto Fernández y el chileno Gabriel Boric.
A propósito de una posible concreción del diálogo, Blyde manifestó que todavía no hay una fecha establecida, pero que “ojalá sea lo más pronto posible”.
