Los últimos seis meses, pero particularmente enero de este nuevo año 2022, merecen ser analizados minuciosamente desde el punto de vista social y de la tanatología.
Desde el mes de julio del año pasado, se desató una furia que generó decenas de muertes por armas blancas y curiosamente, siempre había vínculos familiares entre víctima y agresor.
Según nuestra investigación particular, fueron más de treinta personas quienes perdieron la vida violentamente al ser asesinadas por un familiar.
Enero de este nuevo año ha traído consigo una nueva y lamentable realidad: las muertes por accidentes de tránsito han superado a los homicidios durante estas tres últimas semanas.
¿Qué ha ocurrido?
En primer término, el Gobierno Nacional no puede atribuirse méritos por el descenso de los homicidios y otras muertes violentas, producto de la delincuencia y de problemas sociales, porque sencillamente han fracasado todos los planes de seguridad, incluyendo los ineficaces “cuadrantes”.
Lo que sí debe emprender con urgencia es una campaña preventiva y represiva para evitar que sigan los abusos y las imprudencias en autopistas, carreteras y avenidas del país.
Sólo en Caracas, según las estadísticas que llevamos en la Medicatura Forense de Bello Monte, han muerto 17 personas por accidentes de tránsito en lo que va de este mes.
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La cifra es escandalosa y ratifica que sigue siendo la primera causa de muerte en nuestro país.
La campaña debe estar dirigida a combatir, no sólo las imprudencias de ” los locos del volante”, quienes irrespetan las normas burlándose de los semáforos, circulando sin luces en horas de la noche, haciendo cruces indebidos o conduciendo bajo los efectos de alcohol o drogas.
De las cifras señaladas se desprende que, en más del 40 por ciento de los accidentes con cifras fatales, hay la presencia de una motocicleta. En el 50 por ciento, aproximadamente, muere gente joven, cuyas edades oscilan desde 18 a 45 años.
Esta última semana ha sido la más crítica y reveladora de lo que hemos afirmado hasta ahora. Nueve personas murieron por accidentes de tránsito, mientras que solo se registraron seis homicidios.
¿Qué ha pasado?
Aunque cueste un poco creerlo, el éxodo de más de seis millones de personas ha incidido directamente en la disminución de la criminalidad.
Además de tanta gente buena, trabajadora, luchadora que se fue buscando mejor vida, también son muchos los delincuentes que han emigrado y prueba de ello es la incidencia repetida de tantos hechos delictivos en Colombia, Perú, Ecuador y Chile, protagonizados por venezolanos.
También, sin ser egoístas, hay que reconocer los operativos policiales que el Gobierno desarrolló durante los últimos meses del año pasado, los cuales también han repercutido directamente en esta nueva realidad, a pesar de que allí, también murió mucha gente inocente.
Si hacemos una sumatoria, concluiremos afirmando que siguen siendo ruidosamente preocupantes y abultadas las cifras de venezolanos muertos violentamente cada día.
Si hay alguna duda, sólo en Caracas, durante estas tres semanas de enero, han muerto un promedio de dos personas cada ocho horas, por homicidios o por accidentes de tránsito.
