Petare, uno de los barrios más violentos del país se dio el chance de respirar, soñar y elevar al cielo en forma de papagayo la ilusión de un mejor porvenir al cumplirse 400 años de su fundación
Según la lengua Caribe, Petare significa “frente al río”.
El último censo hecho por el Instituto Nacional de Estadísticas en 2016 registraba casi 2 millones de habitantes, que hacen vida en barrios marginados y colmados de precariedad.
Esa pobreza y deficiencia de servicios básicos hizo una pauta y se diluyó antes el compás de los instrumentos musicales de quienes forman parte del Ensamble Sinfónico Gran Mariscal de Ayacucho que como cientos de propios y visitantes llegaron puntuales a la cita en el emblemático Morro de Petare.
La imponente cruz que ha servido de marco en actividades políticas muchas veces, lució imponente en la celebración de los 4 siglos de este populoso sector.
Cuatrocientos papagayos se elevaron al cielo aprovechando la brisa maravillosa que refrescaba la tarde.
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Algunos sencillos realizados con bolsas de plástico, otro más colorido y más elaborado con papel crepé o celofán, volaron con un mismo objetivo. Mostrar la cara más bonita del barrio que acapara titulares cada vez que sus líderes negativos muestran a tiros su dominio.
“En Petare hay gente buena, somos más los buenos” nos dijo Ingrid, una habitante de Mezuca que animaba a su hijo a elevar su papagayo.
400 papagayos y el mismo número de deseos
Transcurrían las 5:05 pm cuando la clarinetista y directora de la orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, Elisa Vega, pidió volar los papagayos.
Volaron al compás del tema Venezuela.
El cielo azul y un inclemente sol servían de marco para el vuelo. Los papagayos parecían puntos de colores alegrando la velada. De marco el color ladrillo de cada construcción improvisada de la zona. A lo lejos muchos veían el espectáculo desde sus platabandas.
Una sensación inmediata de paz y una energía distinta invadió a los presentes. Lágrimas, nostalgia y un deseo desbocado por tener un mejor país, un Petare libre.
Gritos, carcajadas y la alegría de cientos de pequeños beneficiados por la iniciativa Alimenta La Solidaridad se hicieron presentes y participaron en la actividad, organizada entre otros por los dirigentes Andrés Scholeter y Pedro Méndez.
Emocionados aplaudían sin cesar el poder estar en un lugar mágico escondido en una selva de concreto.
Periodistas, diplomáticos, hombres y mujeres volviéndose niños de nuevo.
Una conexión difícil de explicar que se exacerbó al compartir una actividad distinta y por qué no, histórica de 400 años de una comunidad que no se rinde.
Un Petare que encara a diario falta de agua, inseguridad y desorden.
Que ha contado pocas veces con dirigentes que realmente amen verla progresar, pero con una esencia adictiva que te empuja a jamás dejar de visitarla para conocer todas las historias que te da.
Algunos como en nuestro caso intentaron volar un papagayo sin éxito, pero tratando de contagiarse de una energía sin igual de un Petare que siempre sonríe a quien se deja cautivar desde el corazón, de su sabor, su arrebato, su ruido y su imponencia.
Feliz cumpleaños Petare.