martes, abril 23, 2024
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Luis Somaza
Luis Somaza
@LuisSomazaC

22 años de devaluación e inflación se comen a la economía venezolana
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La crisis generada por la corrupción y la mala administración de nuestros recursos han conducido a nuestra gente a la desnutrición, a padecer enfermedades y a la pérdida total de la calidad de vida, así como al precario acceso a la alimentación y a los medicamentos.

22 años han pasado desde que la dictadura continúa aferrándose al poder, Hugo Chávez fue el primer y gran responsable de la debacle en Venezuela, debido a que implementó políticas económicas populistas que le permitieron disfrazar la corrupción con la creación de “misiones bolivarianas” supuestamente destinadas a servicios públicos; mientras él y su cúpula de corruptos, se aprovechaban de la bonanza petrolera a través del alza de los precios por barril en el año 2000.

Aunque la tendencia económica parecía ser positiva hasta 2013, la realidad es que detrás de las expropiaciones, la abundante producción de petróleo, la bonanza y las violaciones de DDHH que también ocurrían en paralelo, el saqueo a los fondos del país eran incalculables. No hubo mantenimiento ni a las refinerías, ni a las calles ni a ningún servicio público, mucho menos se creó un fondo para asegurar al país ante un colapso petrolero, el cual también se veía venir.

En 2003 Chávez decretó un control de precios, el cual generó más adelante la escasez de alimentos, medicinas, disminución evidente de la productividad y el agravamiento indiscutible de nuestra situación. En marzo de 2007 ordenó la realización de una reconversión monetaria que consistía en la eliminación de tres ceros a la moneda para darse a conocer cómo “Bolívar fuerte”, en función a que la inflación se negaba a disminuir, resultaba evidente que el cono monetario había fracasado. Nuestra gente ya no podía resolver con su efectivo las compras cotidianas.

La situación colapsó en 2016 cuando al régimen se le ocurrió decretar la muerte física del billete de 100 bolívares para anunciar un nuevo cono monetario pero, eso sí, sin contar aún con los billetes nuevos para el pueblo.

En marzo de 2018, tras un año en hiperinflación, Maduro restó cinco ceros al Bolívar Fuerte, que en lo adelante sería llamado Bolívar Soberano, por lo que la gente nuevamente debía acostumbrarse a otras denominaciones de su papel moneda: 2, 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500.

Sin embargo, para mediados de año de 2019 el billete de mayor denominación (500) solo alcanzaba para comprar medio kilo de carne, una demostración más de cómo la hiperinflación creada por la misma dictadura se iba comiendo una y otra vez el sueldo de nuestra gente y a la economía de todo un país.

Hasta aquí podríamos decir que nuestro bolívar ha pasado por dos procesos de reconversión monetaria, en 2008 le quitaron 3 ceros bajo el falso nombre de bolívar fuerte, y en 2018 le quitaron otros 5 ceros para llamarse soberano, aunque ni fuerte ni soberano tampoco era. Básicamente, Maduro desmontó el control cambiario de Chávez en el año 2003.

Ahora el fracaso económico del chavismo/madurismo es tan grande que el billete de mayor valor es de un millón de bolívares, equivalente a un billón de los de antes, y que  en realidad tiene un escaso valor de medio centavo de dólar.

Las nuevas piezas son de Bs. 200 mil, 500 mil y de 1 millón, las cuales equivalen, respectivamente, a $ 0,11, $ 0,26 y $ 0,53; sin embargo, ni sumando los tres billetes puedes llegar a completar para comprar un simple dólar.

Han devaluado nuestra moneda hasta el punto de amenazar la existencia de nuestro bolívar como moneda nacional, han convertido nuestras monedas en piezas históricas con valor netamente emocional, muy lejos estamos de la década de los sesenta cuando nuestra moneda competía con la libra esterlina o el dólar.

Hoy vemos el resultado de sus malas políticas de Estado, de la destrucción de todos los sectores y de nuestra fortaleza como país. Nuestros abuelos cobran pensiones de hambre, así como lo hacen todos nuestros profesionales en las aulas o en los hospitales.

Niños y ancianos comen cada vez más de la basura o se inclinan por mendigar para poder alimentarse, mientras ellos siguen robando entre las ruinas de Venezuela.

No es justo ni será justo jamás el maltrato constante al que han sometido a todo nuestro país, han cobrado la vida de millones de venezolanos inocentes para mantener su política de corrupción, terrorismo y narcotráfico para perpetuarse en el poder.

Hoy nuestra moneda no vale nada, es verdad, pero su régimen tampoco. El mundo está cada día más con nosotros, nos apoya, nos respalda y nos acompaña en esta lucha.

Rendirse jamás será una opción para quienes seguimos de pie ante la destrucción de nuestro bolívar y de nuestra nación, vamos a recuperarla!

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